—Eso, fue... —Inicio soltando un suspiro.

—Seamos honestos, no todos los días se ve a un par de extraños destruir una puerta y raptar a una chica. —Plantea lo observo boquiabierta.

— ¿Estás diciendo que todos vieron eso y nadie la ayudo? —Cuestiono molesta.

—Yo me enteré por alguien, pero no te sabría decir. —Ciñe encogiéndose hombros.

—Espero que nadie haya visto nada, porque si no...

— ¿Si no qué? ¿Qué harás? ¿Le reclamarás? —Cuestiona lanzándome una mirada entre desafiante y provocativa.

—Nos mudaremos. —Concluyo un poco vacilante.

— ¡Ya! —Pronuncia incrédulo, para luego terminar de tomarse el mojito.

— ¿No me crees?

—Claro que sí. —Replica irónico. Entreabro los labios para defenderme, sin embargo, pienso en mis palabras y decido no decir nada, cosa que él nota y por alguna razón le da gracia. Arqueo mi ceja izquierda al ver su mirada burlona. ¿Qué me mira? —Ahora lo entiendo. —Murmura aún con una sonrisa que no deja al descubierto sus dientes.

— ¿Cómo dices?

—Nada. ¿Cómo está tu amiga? —Pregunta cambiando el tema, suponiendo que pensó en voz alta le sigo la corriente.

—Ella está bien, pero el susto que se llevó, no se lo quita nadie. —Digo con pesar.

—Pero ¿El problema se resolvió? ¿Dieron con los delincuentes? —Curiosea. —Bueno, aunque con todas esas cámaras supongo que sí. —Da por hecho en un susurro, pero niego.

—Realmente no tengo conocimiento de eso, sin embargo, estoy segura de que darán con ellos. —Afirmo relajada. —Y sobre las cámaras, esas fueron colocadas el día de hoy, así que no, no son de ayuda. —Concluyo.

—Ya veo. —Murmura observando la que está en la sala. —Te seré honesto, por un momento sentí curiosidad sobre lo que ocultaban en este apartamento. Imagine las joyas preciosas y artículos de lujo para tanta seguridad, sin embargo...

—Ves que no hay nada. Somos pobres. —Interrumpo sonriendo. Pero él niega.

—La joya eres tú. —Suelta de la nada, sorprendiéndome. —Eres la posesión valiosa que proteger. Ahora lo entiendo. —Explica en un tono peculiar, que parece apuntar a que hay un doble sentido en sus palabras.

—En realidad, luego de lo que paso, no pude evitar que mi novio las mandara a instalar, es un poco paranoico, según él son para mayor seguridad. —Explico algo nerviosa.

—Entiendo, pero espero que sean para eso y no para espiarte. No quiero problemas. ¿Es celoso? —Inquiere enderezándose en el asiento mientras observa la cámara.

—No, claro que no, él no es así, te lo aseguro, así que tranquilo —Exclamo al instante a lo que este pliega la cara en señal de desconfianza—. Además, eres mi vecino, es normal que me visites. —Señalo, pero parece no convencerlo mucho mis palabras. —Solo Hanna y yo tenemos acceso a ellas, no puede espiarnos, no te preocupes. —Aseguro a lo que sonríe con incredulidad.

— ¿Y así que chiste?

— ¿Cómo?

— ¿Por qué crees que solo ustedes tienen acceso? ¿Cómo se supone que las protegerá si no puede verlas? No tiene sentido. —Plantea, y de cierta manera tiene razón lo que dice. — ¿Tienen audio? Como dije, no quiero problemas. Ya tengo suficiente y supongo que tú también. —Reitera evidentemente intranquilo, no puedo evitar reír al ver su expresión de preocupación.

ALÉJATE DE MÍWhere stories live. Discover now