CAPÍTULO 23

13.7K 649 38
                                    

—Hasta hace casi un mes yo no te había visto en mi vida y tú tampoco me habías visto a mí ¿Cierto? —Pregunto. Aidan frunce el ceño ofuscado, tarda en responderme, pero finalmente asiente en respuesta. — ¿Entonces porque siento esto cuando te veo? —Cuestiono, sé que no me entiende, he pensado en voz alta. —Algo en ti me resulta familiar, siento como si te conociera, como si todo esto lo he vivido antes, pero no es al caso, así que dime, ¿No será que quien me conoce a mí eres tú o yo me estoy volviendo loca? —Planeo, realmente llevo sintiéndome de esa manera un buen rato. Él me gusta, de verdad me gusta, pero sigo sintiendo algo familiar en él. Aidan no me responde, permanece en silencio. — ¿Quién eres en realidad Evans? —Indago en tono serio, alejando mis manos de las suya, su expresión ahora parece la de un hombre que acaba de ser descubierto.

Por un momento la expresión que ha colocado me hace creer que me dirá algo, que lo que le he dicho realmente ha sido significativo, por un instante pienso que me dirá algo que cambiará todo. No obstante, no lo hace. Su expresión cambia a confusión, y luego a preocupación.

Sin decir nada, toman mi rostro con sus manos, arropando mis mejillas con sus palmas tibias. Con su mano derecha empieza a tentar mi frente en busca de fiebre o algo aparente, no puedo evitar molestarme y arrugar el rostro.

— ¿Qué haces? —Cuestiono mirándolo.

— ¿Las contusiones te han provocado algún daño? Porque de lo contrario no entiendo de qué hablas. —Concluye con voz suave, alejando sus manos lentamente de mi rostro.

Sus palabras generan tal molestia en mí, que no soy capaz de disimular mi enojo.

—Vete al diablo. —Bufo rechinando los dientes. Para luego alejarme. Este suelta espontánea risa de sorpresa.

— ¡Vaya! ¿Y eso por qué? — Pregunta más que molesto, desconcertado.

—Hablaba en serio Aidan. —Chillo intentando marcharme.

—Y yo también Madison. —Responde en el mismo tono, al momento de detenerme tomándome del brazo. — ¿Qué es lo que te molesta?

—Ya te lo dije. ¿No escuchaste nada? —Inquiero dolida. Intento soltarme de su agarre, pero sus manos me sostienen con firmeza.

—Lo escuché, pero no lo entendí, debes ser más clara y justificar tus palabras mujer, soy un chico lento, me cuesta entender a las mujeres. —Establece y por el tono que implementó parece tomarse a juego lo que digo.

— ¡Vete al diablo! —Reitero molesta liberándome de su agarre para luego alejarme. Sin embargo, tan pronto lo hago, Aidan se acerca y me abraza por la espalda pegándome a él con firmeza, lucho por liberarme, pero es inútil.

Aidan se acurruca en mi cuello después de ignorar mis quejas, dejándome congelada al instante. Me quedo quieta y en silencio por unos segundos, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza ante cualquier movimiento. El calor de su aliento recorre mi nuca, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca. Me doy cuenta de que sonríe mientras se acerca aún más.

Le ruego en un tono resignado que me suelte, después de intentar liberarme sin éxito durante unos segundos. No opongo más resistencia, incluso si él no está utilizando toda su capacidad física, no puedo contra él.

—No me pidas eso. —Murmura mientras acaricia mi piel con sus labios.

— ¡¿Qué haces?! —Exclamo nerviosa.

—No puedo irme. En el infierno no estarás y yo solo quiero estará contigo. —Contesta por fin en tono juguetón.

—Aidan. —Reprendo intentando liberarme.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora