CAPÍTULO 14

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Durante todo el camino estuvimos en silencio. Aidan no emitió ni media palabra y yo por mi parte estuve demasiado ocupada inmersa en mis pensamientos, para preocuparme o querer plantearle un tema de conversación. El silencio no era nada incómodo, al contrario, realmente era necesario, tanto él como yo necesitábamos del para poder relajarnos, procesar y pensar en todo lo ocurrido.

Hubo un momento en el cual el dilema en mi mente era si debía llamar o escribir a Hanna, ya sea para informarle cómo mínimo que quizás llegue muy tarde o que ella deberá de regresar sola e irse sin mí, pero tras pensar en ello y conociendo a mi amiga, sé que está lo más probable es que esté disfrutando la noche como nunca, y si es que se acuerda de mí, para cuando quizás lo hago ya yo debería estar en la casa, al menos eso espero, por lo que preferí esperar un poco más, aún no es tarde y quizás Aidan no dure tanto resolviendo o hablando con quien sea la persona a la que irá a ver.

Perdure tanto tiempo hundida en mis propios pensamientos, que apenas tuve tiempo de chequear el camino, para aunque sea tener una idea de a dónde vamos exactamente. Para cuando caí en ello y fije mi mirada en la carretera me doy cuenta de que nos encontramos entrando a lo que parece ser un gran hotel, algo alejado y uno que no había visto antes.

Mientras avanzamos por el camino que da a la entrada del edificio principal, voy observando todo con atención. Realmente me da pinta de un hotel o resort, la entrada y todo el lugar eso es lo que da, sin embargo por ningún lugar se encuentran carteles, ya sea de bienvenida o con el nombre del lugar, lo cual me resulta verdaderamente extraño.

Al estacionar frente a la entrada Aidan baja del auto, para luego rodearlo, abrirme la puerta y extenderme su mano la cual tomo al salir. Veo cómo un joven se acerca a nosotros, pero antes de que este se acerque por completo y sin decir nada Aidan le lanza las llaves del descapotable, el chico no estaba ya tan lejos así que la atrapa sin problema y hace un leve asentamiento con la cabeza. Aidan me da un leve apretón en la mano por lo que elevo mi rostro para verlo, y al encontrarme con el suyo este me brinda una sonrisa, y sé que lo ha hecho con la intención de hacerme entender que todo está bien y que no tengo por qué estar nerviosa, por lo que simplemente asiento sin decir nada. Entonces, y aún con nuestras manos unidas, Aidan me guía hacia la puerta del edificio.

A los lados de la enorme puerta de dos hojas, se encuentran dos hombres custodiando la misma. Ambos hombres portan trajes de vestir negros, rostros bastantes serios y dos grandes armas, las cuales sostienen con firmeza, parecían cadetes, su postura rígida, sus rostros erguidos viendo al frente, a decir verdad intimidaban bastante. Inconscientemente conforme nos acercábamos a ellos voy deslizándome hacia detrás de Aidan, como si quisiera esconderme detrás de su espalda, sin embargo este parece darse cuenta, ya que me mantiene con firmeza a su lado e impide de cierta manera que continúe queriendo esconderme detrás de él, al mismo tiempo que vuelve a apretar levemente mi mano, dándome a entender que me relaje y que no tenga miedo.

En el momento que llegamos frente a los hombres, estos solo se echaron a un lado dándonos espacio para entrar en el instante en que las grandes hojas de la puerta se abren hacia dentro. Por la forma en que estos se apartaron era más que obvio que conocían muy bien a Aidan, al menos lo suficiente para no preguntarle o hacer algún movimiento hacia él.

Al entrar al recibidor lo primero que me percato es de lo helado que está el lugar, literalmente siento al entrar como si el frío me abofeteara la cara con suma ímpetu. Miro hacia atrás y observo como la puerta se cierra detrás de nosotros una vez nos adentramos.

Vuelvo mi vista al frente, y conforme avanzamos escruto todo con atención.

Es un lugar bastante sombrío o más bien extraño. La sensación que emite al entrar resulta, al menos a mí, algo inquietante. Quizás sea por el silencio que rodea el lugar, o tal vez el frío que lo abraza o quizás el pesado aire que se respira aquí, o simplemente la ornamentación del entorno, que lo hace sentir como un lugar en el cual no me gustaría estar sola. Sin embargo, y fuera de todas las sensaciones subjetivas que puedo llegar a percibir, debo de admitir que es un lugar extraordinariamente bello. La decoración clásica moderna, pero más clásica, es sumamente grandiosa, la cual quizás es la que da le da ese aire de película de terror o de lugar embrujado, no obstante lo bello de todo no se puede negar ni dejar de observar.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora