CAPÍTULO 6

13.8K 869 34
                                    

Narra Aidan

Le extendí mi mano, ella dudó unos segundos en tomarla, pero cuando finalmente lo hizo y la ayude a bajarse de la moto. Aun sin soltarla, me adentro al acantilado llevando a ella conmigo, conforme nos acercamos más al final de este, siento como su mano empieza a temblar y transpirar hasta que finalmente se detiene bruscamente cuando ya solo nos faltaba poco más de un metro para llegar al estrecho del abismo.

— ¿Qué hacemos aquí? —Pregunta al detenerse. Giro a verla encontrándome con sus grandes ojos azules mirándome fijamente. Estaba nerviosa, su cuerpo la delataba a pesar de que claramente trataba de disimularlo.

Con tan solo ver la expresión en su rostro podía imaginarme todas ideas descabelladas que ha de estar suponiéndose ahora mismo. No obstante, ante a la pregunta que me ha hecho no tengo respuesta, ni yo mismo sé porque la he hecho venir conmigo, fue un impulso. El ver su rostro asustado me irrito bastante, y el saber que fui yo el causante de su sobresalto me molesto aún más, sin embargo no pude evitar gritarle, su voz insistente al lado de los gritos que me turbaban la cabeza ese momento me descontrolaron unos segundos, aun así no podía dejar que se fuera después de eso, con una idea o imagen negativa de mí. No quiero que ella vea nada malo en mí, para que así ponga en tela de juicio todo lo desfavorable que alguien llegue a decirle sobre mí, aunque sé que me resultará difícil tanto controlarme como evitar que vea o escuche algo nocivo de mi persona.

— Aidan. —Me llama con voz tenue, sacándome así de mis pensamientos en los cuales ya me estaba ensimismando. — ¿Para qué me has traído aquí? —Vuelve a curiosear.

—Para pensar. —Respondo sin más al momento de soltar su mano y llevar las mías a los bolsillos delanteros de mi pantalón. No ha sido la mejor explicación, más no está tan lejos de la realidad. Necesito pensar.

— ¿Para pensar? —Inquiere confundida. Madison se nota muy ofuscada por mis palabras, sin embargo estas al mismo tiempo parecen relajarla. Obviamente mi respuesta no fue nada de lo que esperaba. — ¿Para pensar en qué? Yo no tengo nada que pensar más que en el trabajo que se nos ha asignado. —Inicia, pero se calla al ver mi expresión y suelta un suspiro. —Para pensar. —Repite.

—Sí Madison. Para pensar. —Sostengo, al momento girar desviando mi vista de ella y fijándola en el mar que estampa con fuerza sus olas en las rocas.

— ¿Pero si querías pensar para qué me trajiste? —Cuestiona luego de unos segundos parándose a mi lado, el nerviosismo que emitía su voz ha desaparecido, volteo mi rostro para verla encontrándome con esta observándome con los brazos cruzados a la altura de su pecho.

—Si no querías venir no tenías porque haberte subido a la moto conmigo. —Contesto con indiferencia, volviendo a fijar mi vista al frente.

— ¡Espera ¿Qué?! —Exclama sorprendida. —Me pediste... No... Literalmente me ordenaste que subiera a la moto contigo. —Me acusa.

—Sí, pero en ningún momento te obligué a que lo hicieras, si no quieras pudiste haberte ido, o en todo caso, salir corriendo. —Establezco con serenidad. Giro a verla encontrándome con su rostro atónito, mis palabras la han dejado perpleja, esbozo una pequeña sonrisa antes de volver a ver el mar.

— ¿Por qué saldría corriendo? Ni que te tuviera miedo o fuese una cobarde. —Manifiesta luego de un par de minutos. Arqueo mi ceja izquierda al voltear a verla.

— ¿No eres una cobarde? —Inquiero mirándola.

— ¡Por supuesto que no! —Exclama al instante. Simplemente asiento para luego acercarme al estrecho del acantilado, no obstante en el momento que intento sentarme en este, ella me detiene agarrándome de la chaqueta. — ¿Estás loco? No pretendes saltar ¿cierto? —Interroga incrédula.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora