CAPÍTULO 25

13.4K 593 26
                                    

El chico que me ayudo ayer se encuentra parado frente a mí. Su rostro serio observa a Alan con recelo. Sin decir una palabra termina de acercarse a ambos, para luego sin previo aviso tomar mi mano, liberándome así el agarre que mantenía él sobre mí. Lo observó sorprendida.

— ¡¿Tú por qué coño te metes?! —Grita Alan furioso tomando mi brazo derecho para intentar halarme hacia él; sin embargo, el chico me libera fácilmente de este, impidiendo que logre su objetivo. —¡¿Qué diablos te pasa?!

—Escuche claramente que la joven quiere que te alejes de ella. Así que solo estoy facilitándole el hacerlo, ya que veo que no entiendes español. —Responde en un tono de burla peculiar. Llevándome detrás de él en rápido movimiento para luego soltar mi brazo. — ¿Estás bien? —Inquiere preocupado mirándome. Solo asiento aún pasmada de su presencia.

— ¡Madison!

—Solo vete Alan. No tengo nada más que decirte ni escuchar de ti. Lo mejor es que te marches. —Pido cansada en tono serio.

—Será mejor que le hagas caso. —Amenaza el chico extendiendo el brazo izquierdo para marcar distancia, en el momento que Crawford intenta acercarse, por lo que no le queda de otra que detenerse en seco mirándolo con cólera.

Sin decir nada más, el mayor me hace un gesto con la cabeza de que retome mi camino y eso hago. Ingreso al edificio y camino hacia el ascensor.

—Gracias. —Pronuncio al momento de tocar el botón para llamar al ascensor.

— ¿Estás bien? —Vuelve a cuestionar mirándome, solo asiento, mostrándole una sonrisa. —No dejes que ese chico se acerque a ti, si lo hace solo llama a la policía. —Aconseja.

—Eso haré, gracias. —Finalmente, las puertas del ascensor se abren y ambos entramos. — ¿Vives aquí? —Curioseo al ver que este ingresa conmigo.

—Sí.

— ¿Eres nuevo? Nunca te había visto antes. —Señalo marcando mi piso.

—Podemos decir que sí. —Se limita a decir.

No digo nada, dado lo incómodo de la situación guardo silencio. Observo con disimulo su reflejo en la puerta del ascensor. Tenía tantas cosas que preguntarle; sin embargo, soy consciente de que quizás no sea el momento para un interrogatorio.

— ¿Cómo siguen tus heridas? —Curiosea rompiendo finalmente el silencio, luego de unos segundos.

—¡Mucho mejor, gracias! —Respondí con gratitud. Aprecie el gesto justo en el momento en que las puertas del ascensor se abrieron en mi piso. Salí del ascensor y me di la vuelta para mirarlo. Le hice un adiós con la mano, aunque él no correspondió. —¿Me permites invitarte a tomar un café? —Pregunté sin previo aviso mientras metía el brazo en la puerta para evitar que se cerrara. Por un instante, vi un destello de sorpresa iluminar sus ojos azules. —¿No puedes? —Inquirí haciendo un puchero, pero rápidamente me di cuenta y eliminé esa expresión. Él me examinó con la mirada durante unos segundos que parecieron eternos. —Es en agradecimiento por tu ayuda de ayer y hoy—, expliqué nerviosa mientras mordía mi labio inferior. Sin dejar de mirarme y sin responder, marcó su piso, que resultó ser el siguiente al mío. Suspiré. —Si estás ocupado, lo comprendo. Disculpa. Adiós. —Dije apresuradamente, retirando rápidamente mi mano del ascensor y alejándome.

Al parar frente a la puerta de mi casa, la abro con celeridad y entro de la misma manera, sin voltear la vista hacia atrás. Al cerrarla, me apoyo en ella y murmuro maldiciones internamente mientras cubro mi rostro avergonzada con las manos. No obstante, apenas me acomodo en el lugar cuando alguien toca el timbre.

Busco mi teléfono para ver a través de la aplicación de quién se trata. Al hacerlo veo que es el chico, quien observa directamente al lente de la cámara, así que abro la puerta. Gracias a la claridad del pasillo y la luz de mi apartamento puedo observarlo mucho mejor. Viste una camisa manga corta blanca desabrochada en los primeros tres botones, lo que deja al descubierto un poco su pecho, permitiendo así ver la cadena de plata que lleva colgada, su pantalón de tela holgada de color marrón claro y sandalias del mismo color le da un casual pero elegante aspecto. Su cabello negro está ligeramente peinado hacia atrás, lleva un reloj y pulsera de plata en combinación con su collar. Al recorrerlo con atención he de reconocer que es un chico muy guapo, su piel pálida resalta mucho sus ojos azules, lo que lo hace ver de la realeza británica.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora