CAPÍTULO 20

12.7K 693 60
                                    


Domingo en la tarde
1:10 pm
Narra Madison

— ¿Crees que estoy gorda? —Indaga Hanna sin dejar de observarse en el espejo.

— ¿Te gusta alguien? —Curioseo en respuesta mientras tomo un puño de palomitas azucaradas.

Son pasados de la una, y Hanna lleva desde la once de la mañana arreglándose. Llevo desde entonces recostada en la cama de su habitación observándola mientras como palomitas dulces como si de una película se tratase, me da gracia, aunque al mismo tiempo me intriga saber de quién se trata, no sé a dónde va o con quien se va a encontrar sin embargo a de ser importante.

— ¿Por qué la pregunta? —Inquiere y aunque trata de negarlo, percibo el nerviosismo en su voz.

—Solo te preocupas por tu peso cuando te atrae un chico. —La acusó.

— ¡¿Qué?! ¡Claro que no!... —Exclama sorprendida mientras niega sin embargo sabe que tengo razón, siempre lo hace, es muy obvia.

— ¿Cómo se llama? —Indago ignorando sus quejidos de negación.

—Carl Maximoff —Responde de forma automática, enmarcó una ceja y esta inmediatamente niega. —No es nadie, digo en un conocido, futuro amigo. —Dice mientras se acomoda el vestido. Solo asiento lentamente. —Nos conocimos hace unos días, es nuevo por aquí así que prometí acompañarlo a ver apartamentos.

— ¿Cómo futuros marido y mujer? —Expongo burlona. Hanna me da una mirada asesina desde el espejo en el cual se observa.

—No. No es nada ni hay nada.

— ¿Él es el chico de las flores? —Indago sonriendo.

—Eso solo fue su manera de disculparse por una situación qué pasó, pero nada importante.

— ¿Es el culpable de que te desaparecieras todo el día de ayer?

—Me acompaño a buscar mi auto, y bueno nos quedamos hablando... ¡Qué te importa! —Gruñe Hanna harta de darme excusas. —Es un hombre agradable, me gusta hablar con él ¿Qué tiene de malo? —Alega a la defensiva mirándome.

—Nada por supuesto. Solo que habíamos quedado tú y yo de ir a buscar tu auto antes.

—Ayer estuviste todo el día haciendo clases.

—Sí, pero...

–No me digas que estás celosa.

—Pues sí..., tú eres mía. —Advierto tirándole un puñado de palomitas.

—Ajá. Limpiarás eso. —Establece. —La que debería estar molesta aquí soy yo por la abandonada que me has dado por Aidan. —Me acusa, de solo escuchar su nombre entrecierro los labios. —Por cierto ¿Qué has sabido de él? —Curiosea Hanna girando hacia mí mientras se coloca los aretes.

—Nada. No lo he visto desde el domingo pasado.

— ¿Y qué? ¿Triste? —Inquiere burlona.

—Sí, tengo algunas cosas que preguntarle. Además, estamos juntos en un trabajo que debe entregarse en un par de semanas.

—Sí claro. —Murmura poco convencida de mis justificaciones. —¿Qué tal me veo? —Indaga mientras gira lentamente para que la evalúe.

—Parece que vas a una cita más que a ver departamentos. —Señalo poniéndome de cuchillas en la cama y acercarme por detrás para acomodarle la horquilla del cabello.

— ¿Es demasiado? —Cuestiona preocupada.

—No. Estás bellísima, lo dejarás sin habla. —Aseguro en el momento que esta gira a verme.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora