CAPÍTULO 18

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—Madison por Dios necesito hacer el C2, por favor tenme piedad. —Ruega Hanna desde el otro lado de la puerta, mientras toca está con desespero. —Aidan se ha marchado hace ya dos horas. —Anuncia. Lo sé.

Luego de que Aidan se marchó, estuve durante media hora lamentándome, luego tome una ducha, pero en vez de salir me coloqué la misma ropa y permanecí en el baño sentada en la tina pensando en todo y en nada a la vez. Llegue a un punto tal de alejamiento mental o relajación quizás, que estaba ya cayendo en un sueño profundo cuando Hanna me despertó de un sobresalto al tocar la puerta con fuerza mientras clamaba mi nombre hace unos cinco minutos.

— ¡Madison por Dios! —Chilla molesta. Suelto un pesado suspiro y me pongo de pie. Salgo de la bañera y avanzo hasta la puerta para luego abrir esta, encontrándome con Hanna, apoyada del marco izquierdo de la misma con los pies enredados y su cabeza agachada. En cuanto abro la puerta esta levanta el rostro. — ¡Por Dios! ¡No era para tanto! —Bufa con frustración para luego hacerme a un lado y adentrase al baño para luego desvestirse por completo y sentarse en el batel. —Tráeme mi toalla por favor. —Pide al mismo tiempo que me indica que me vaya en un gesto con la mano derecha. Y eso hago. Regreso a dejarle que me pidió y salgo nuevamente.

Voy a la cocina y me sirvo un vaso con agua y aun sostenido este me dirijo al balcón. Moviendo un poco el pequeño sofá para dos personas hacia un lado, me siento en el suelo, saco mis pies por los lados de la barandilla, para luego mover ligeramente estos mientras observo la noche estrellada sobre el resplandor de la ciudad.

Al cabo de unos treinta minutos escucho las pisadas y tan solo unos segundos después aparece Hanna detrás de mí.

— ¡¿Estás loca?! ¡Regresa los pies al suelo ahora mismo y aléjate de ahí! Mira que tú cabes por uno de estos huecos. —Gruñe Hanna al verme. No me da tiempo a reaccionar o siguiera girar para verla, ya que me hala del vestido, adentrándome por completo al balcón. Chillo del susto y por mi vestido.

— ¡Ya! —Gimo manoteando con las manos al aire para que me suelte. Una vez lo hace me pongo de pie y giro a verla con el ceño fruncido.

—No me mires así. —Advierte para luego acomodar el sofá en su sitio y sentarse, seguidamente me pasa una lata de cerveza. —Compre una caja. —Informa en el momento que la tomo. Me siento a su lado. Hanna ya tiene una cerveza para ella. Ambas abrimos las mismas al unísono y tomamos un sorbo.

Ambas soltamos un fuerte suspiro, y nos recostamos del sofá un poco más, con nuestra vista fija en el cielo nos tomamos toda la lata de cerveza.

—Entonces —inicia Hanna luego de unos minutos, colocando la lata vacía en el suelo para luego pisarla.

—No me hables del tema. —Ruego.

—No iba a hablar de eso. —Miente y giro a verla con expresión de incredulidad. —Bueno quizás sí. —Confiesa luego de unos minutos. —Está bien no hablaré del tema. Pero solo te diré lo mismo que le dije a él. No me disculparé, es tu culpa por no seguir las normas que establecimos al mudarnos. "Si traerás chicos a la casa para hacer algo indebido avisa a la otra" era sencillo, si me hubieras avisado te aseguro que aún no hubiera llegado, hay que respetar los momentos. Así que es tu culpa.

—No es lo que piensa. No vino... Bueno no era como que pensamos... Solo pasó. —Bufo suspirando con pesadez. Hanna solo asiente lentamente al mismo tiempo que se pone de pie, va a la cocina y regresa con dos latas más de cerveza. Tras entregarme una vuelve a sentarse en la misma posición que estaba a mi lado. Con mi mirada fija en el cielo mientras abrazo la lata aún sin abrir con mis manos, para luego soltar aún sorprendida. —No puedo creer que estuve a nada de entregarme a él. —Digo y siento a mi amiga ahogarse un poco al tragar en el momento que hablo. Giro a ver a Hanna y está sonríe, sé por qué lo hace, se supone que no hablaremos del tema, pero con quien si no con ella puedo desahogarme. — ¿Estoy loca?

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