CAPÍTULO 15

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Empiezo a estirarme, para luego cambiar de posición y acostarme boca abajo. Al cabo de unos minutos y sintiéndome bastante descansada, comienzo a mover mis brazos de arriba abajo como si estuviera haciendo un ángel en la nieve. Poco a poco, voy a abriendo los ojos, al hacerlo y una vez mi vista se restablece permitiéndome recorrer todo con atención me incorporo de un salto.

Me encuentro acostada en una enorme cama que por supuesto no es la mía. Mientras analizo y observo todo con atención voy recuperando la consciencia. Rápidamente me pongo de pie, me coloco mis botas, las cuales se encontraban al lado de la cama y salgo de la habitación en la cual me encontraba. Al entrar en la sala, recuerdo finalmente todo. Aún me encuentro en el cuarto/apartamento que me había traído Edwin antes.

Me había quedado dormida, pero ¿cuándo? Edwin debió haberme llevado a la habitación, pero ¿cómo no me di cuenta? Yo tengo un sueño liviano, o ¿acaso se ha intensificado con los años?, ¿Por qué ya no trago la gabardina puesta? ¿Dónde está? ¿Me la ha quitado Edwin? Si es así, ¿Cuándo? Muchas preguntas recorren mi cabeza en estos momentos, sin embargo el descubrir dónde está Edwin y que ha sido de Aidan son mis prioridades actualmente.

Recorro todo el lugar en busca de Edwin, pero no lo hallo por ningún lado. ¿A dónde se ha ido? ¿Hace cuánto estoy sola? Completamente aturdida y sin saber qué hacer, me sirvo un poco de whisky en uno de los vasos ahora vacíos y me lo tomo de un trago para poder terminar de despertarme, algunas gotas me caen en la ropa por lo que maldigo en voz baja. Inevitablemente empiezo a toser por lo crudo que lo sentí al pasar por mi garganta.

Suelto un suspiro e inhalo para tomar valor en el momento que me detengo frente a la puerta y tomo la manilla de esta. Mientras pensaba y me cuestionaba a mí misma si era buena idea o no salir a buscarlos, ya había abierto la puerta y salido por ella antes de siguiera darme cuenta. Al escuchar el sonido de esta al cerrarse sé que fue pésima idea. La puerta se ha cerrado y yo no tengo la clave de acceso, por lo que ya es tarde para arrepentirme.

Un poco asustada avanzo por el pasillo y conforme lo hago mi cerebro me embiste diciéndome lo descabellado que ha sido salir. No sé dónde estoy, tampoco sé dónde se ha metido Aidan o Edwin, y aún lo supiera dudo mucho que fuera capaz de llegar.

Al llegar al final del pasillo y doblar por uno de estos, me pregunto hacia dónde voy. Conforme avanzo me digo a mí misma que estoy completamente perdida. Estuve tan concentrada admirando toda la decoración del lugar, que no me fije en el camino que tomaba Edwin, por ende el camino de regreso a la puerta principal. Conforme avanzo por los pasillos, me doy cuenta de que ya ni siquiera sé el camino de regreso a la recámara de la cual he salido.

Inquieta y preocupada de perderme a un más, de modo de que ni Aidan o Edwin puedan encontrarme, decido no avanzar más. Me detengo en medio del pasillo y observo todo mi entorno. El aire frío ya empezaba a afectarme un poco.

—Si Edwin me dejo en esa habitación ¿debe volver por mí? ¿Cierto? —Me cuestiono en voz alta. —Si le preocupa tanto lo que diga o haga Aidan no iba a dejarme porque sí. Seguro fue a buscar a Aidan, ¿cierto? —Pronuncio con voz angustiosa.

Ya no sé en qué momento se me ocurrió salir, si Edwin no estaba solo tenía que haberme quedado a esperarlo, no sé por qué demonios salí. Me pego en la cabeza molesta, y decido regresar por donde vine. Sin embargo pasan los segundos, y luego minutos que los siento como horas. Todo lo veo igual y llego aún punto de inflexión en el cual la angustia me consume.

Quiero llorar, pero la voz de Edwin burlándose de mí diciéndome todas las veces que soy una niña me obligan a no hacerlo. Avanzo por el camino que había tomado, pero mientras más avanzo más perdida me siento. Rodeada de puertas que se ven todas exactamente igual, los pasillos de igual manera, idénticos en todos los sentidos, ninguno posee ningún número o aspecto que los diferencie de los otros, y al pensar en ello, de haberlos tenido quizás no me hubiera servido de nada, ya que no me había fijado en ello.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora