— ¿Puedo pasar? ¿O la invitación ya expiró? —Inquiere, tras un par de minutos, llevando sus manos a los bolsillos delanteros de su pantalón.

— ¡Qué?! ¡Claro pasa! —Exclamo soltando una risa nerviosa. —Disculpa. —Digo al hacerme a un lado para que pueda entrar. Cierro los ojos unos segundos por la pena. Seguro se percató de mi mirada. —Por favor toma asiento. —Lo animo antes de adentrarme a la cocina. — ¿Cómo te gusta el café? ¿Fuerte, aguado, frío, con leche?

—Bueno..., ¿Puedo cambiar el café por una copa de agua o cualquier licor? —Curiosea avanzando hacia la sala, lo miro confundida. —Es que la cafeína a esta hora no creo que sea muy buena para mí. —Comenta señalando el cielo.

—Claro, tienes razón. —Murmuro mientras observo que puedo brindarle.

—Lo que sea para mí está bien. —Enuncia como si hubiera leído mis pensamientos al momento de tomar asiento en una de las sillas del balcón.

Tras analizar lo que podía hacer con lo que tenía en casa. Decidí prepararle un mojito de limón, ya que era algo sencillo, pero que, a la vez elaborado, de tal modo que no quedaría como una perezosa y hasta podría impresionarlo. Una vez término de prepararlo me dirijo hacia él.

—Gracias. —Dice al momento de recibir su bebida. — ¡Vaya!, sabe muy bien. —Exclama sorprendido. — ¿Eres bar tender? —Curiosea antes de darse otro trago.

—Lo fui por un par de meses, sin embargo, no fue lo mío. —Confieso.

—Para no serlo tienes talento. Gracias.

—Gracias a ti por lo de hace rato. Sé lo desagradable que fue la situación.

—No lo sobre pienses. Somos vecinos, para eso estamos. —Plantea en el tono más relajado y agradable que le he escuchado hasta el momento.

—Por cierto, me llamo Madison Willson, aunque eso ya lo sabes.

—Así es. Soy Ethen. —Se presenta extendiéndome su mano.

—Es un placer por fin conocemos como se debe. —Suelto estrechando su mano antes de tomar asiento. —¿Puedo saber Ethen como me conoces? —Pregunto aún con una sonrisa, para no sonar tosca. —Es que yo no recuerdo hacerte visto antes por aquí. ¿Eres nuevo en el edificio?

—Podemos decir que sí. Llegue hace poco, sin embargo, tú también. —Señala mirándome.

—Así es, tengo poco más de dos meses aquí, pero ¿Cómo sabes eso?

—Yo lo sé todo siempre. —Alega antes de darle otro sorbo a su bebida. —Conozco a todos los del edificio. —Explica al tragar. —No obstante, aunque no fuese así, estoy seguro de que como quiera te conocería, es decir, a ti y tu amiga, al menos sus nombres, ustedes son famosas aquí. —Asegura mirándome con una sonrisa coqueta. Frunzo el ceño confundido.

— ¿A qué te refieres? ¿Famosas por qué?

—Bueno, digamos que este edificio está conformado en su mayoría por inquilinos de la tercera, cuarta y quinta edad, por lo que ustedes que son jóvenes resaltan, además chicas de otro pueblo muy bonitas y ruidosas, es imposible que no resalten. —Avala.

— ¿Ruidosas? ¿Cuándo nosotras hemos hecho ruido? ¿Acaso has escuchado tales quejas de nosotras? —Interrogo claramente sorprendida y hasta un poco ofendida. Ethen sonríe al ver mi expresión.

—No, que yo sepa. —Contesta con desdén antes de tomar otro sorbo. Arrugo el rostro con recelo. A lo que él sonríe aún más.

— ¿Me estás tomando el pelo?

—Un poco. —Chista riendo. Suelto un bufido. —Pero, aunque fuera así algo han de comentar, ya ves que es un vecindario tranquilo y un edificio conformado por personas de igual manera, así que el hecho de que se aparezca varias patrullas de policía u ambulancia es un espectáculo para ellos. —Asegura mientras se acomoda en el asiento.

ALÉJATE DE MÍWhere stories live. Discover now