—¿En serio? —su voz salió cargada de sorpresa. Vaya, eso no lo sabía.

—Yep, además que es todo un misterio, dejemos que haga su magia, ¿no? —Aries sonreía, y Sagitario asintió con lentitud.

—Vale. Pero... ¿Y los fuegos? ¿Quién los irá a buscar?

—Bueno, pues creí que tú podrías...

—¿Yo? —sus ojos se iluminaron y esbozó una sonrisa— ¡Claro, será bacán! —Aries soltó una pequeña risa.

—Pues todo listo. Después manejamos quién los lanzará. Ya anda, recuerda, en el mismo lugar que el otro día.

—¿En las bodegas?

—Ajá. Anda ya, está todo arreglado, es llegar, recoger y marcharse. ¡Vamos!

Sagitario se largó a buscar los fuegos, y Aries se marchó tranquilo a su piso.

~o~

Ya estaba oscuro, faltaba media hora para las doce, y diez de los doce signos estaban reunidos. Acuario estaba satisfecho con su trabajo, pues el patio lucía genial.

Luces de navidad blancas en las paredes, música electrónica y dubstep puestos con parlantes, una mesa llena con cosas para picar. Papitas, ramitas, una que otra cerveza... Y de centro, una moderna parrilla y mucha, mucha carne.

Mientras los demás saltaban al ritmo de la música, Leo se le acercó a Acuario con una cerveza en la mano.

—Wow... ¿Cómo pudieron...?

El chico de aire sacó una varita mágica de tras de sí, y se la enseñó.

—Con la magia pokemon todo es posible —se encogió de hombros mientras sonreía. Leo rió.

—Ya veo. En serio, te haz ganado mi respeto. —Leo le extendió la cerveza— ¿Quieres?

—No, gracias. No la necesito.

—Ah, vale. Por cierto, buena música... —y sin más, el chico de fuego se alejó.

Acuario estaba demasiado contento. Pero aún debía esperar a que Aries llegara con Sagitario, ya que lo fue a buscar. Por mientras, Acuario jugaba con su varita, y con un movimiento brusco, salieron disparadas challas de colores de ésta.

Y justo cuando miró a la puerta, el par de chicos de fuego la cruzaban mientras miraban sorprendidos el lugar.

—Wow, ¡Esto es asombroso! —exclamó Sagitario.

Aries cargaba un saco lleno de pirotecnia mientras entraba al lugar. Divisó de inmediato a Acuario, y ambos se dirigieron a él.

—¡Acuario el mago decían! —bromeó Aries mientras Sagitario aplaudía. El chico de aire hizo una reverencia.

—Así que les gustó.

—¿Bromeas? ¡Es perfecto! —exclamó el otro chico de fuego.

—Ya pero pueden seguir viendo el lugar después. ¡Ya quiero lanzar esas cosas!

—Primero necesito que los otros me escuchen.

—Adelante, Aries —le dijo Acuario, sacando un micrófono de su bolsillo y otorgándoselo.

Aries se aclaró la garganta y lo encendió.

—Eh... chicos. Necesito que me pongan atención.

Todos los que bailaban, comían y bebían lo observaron. La música cesó de repente.

—¿Recuerdan todas las labores que les di a cada uno? Bueno, necesito que se olviden de toda esa mierda... ¡No las necesitamos!

Acuario había marcado con una cinta en el suelo una división. Detrás de ella, estaban todos los chicos, y la fiesta. Pasada de ella, estaba Sagitario con un tablero lleno de botones, preparando los fuegos para ser lanzados.

—Lo único que necesito, es que nadie cruce de esta línea —Aries indicó la cinta en el suelo— Fuera de ello, son libres de hacer lo que quieran. Les tenemos una sorpresa.

Apagó su micrófono y se lo devolvió a Acuario. Los demás murmuraban. De pronto, Sagitario alzó la voz entre los demás.

—¡Ya está listo!

Acuario miró su reloj, y se dirigió a Aries.

—Pronto serán las doce.

—Ya es hora —miró a Sagitario— ¡Sagi, adelante!

El chico de fuego oprimió unos botones en el tablero, y corrió rápidamente hasta cruzar la línea en el suelo.

—¡Ahora, miren el cielo!

La primera explosión se dio y todos giraron su cabeza de inmediato. Se oyó una clara expresión de sorpresa de parte de todos.

El cielo de la oscura noche se iluminaba constantemente sobre sus cabezas de unos colores brillantes y llamativos para sus ojos.

—¡La wea bacán! —gritó Sagitario mientras corría al lugar donde Aries y Acuario observaban el cielo— ¡Sólo mira sus caras, les ha encantado!

Aries y Acuario observaron al resto. No quitaban los ojos del cielo.

—Parecen drogados.

—No Acuario, no hay drogas en ningún lado.

—¿Estás seguro? ¿Entonces por qué suenan esas sirenas?

Sagitario y Acuario observaron a Aries, quien agudizaba su oído.

—¡WEON, LOS PACOS!

__________

—Señor, le juro que nosotros no sabíamos que eran ilegales —unas pequeñas esposas aprisionaban a Aries.

A lo lejos se oía a Sagitario revolcándose en el piso con demasiada brusquedad.

—¡SUÉLTENME CTM, SÁQUENME ESTAS MALDITAS ESPOSAS, NO LAS SOPORTO!

—Necesito saber dónde están tus padres —dijo el policía a Aries.

—Bueno, pues...

—¡Señor! —se le acercó Acuario, también esposado, al uniformado. Le susurró algo al oído, y la mirada de aquel hombre cambió.

—Creo que hemos cometido un error. Disculpe, no se volverá a repetir. —sacó sus llaves y les quitó las esposas a los tres chicos que había atajado.

En dos minutos ya se habían ido. Todos los demás chicos que se habían ocultado en sus pisos salieron nuevamente al patio.

Aries le lanzó una mirada dudosa a Acuario.

—¿Cómo...? 

—Shh... —llevó su indice a sus labios— no tienes por qué saber. 

Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)Where stories live. Discover now