CAPÍTULO OCHO

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[ THE GUARDIAN ] 

CAPÍTULO OCHO

❛no era una maldita piedra❜  

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❛no era una maldita piedra❜  


    VOLVÍ A LA HABITACIÓN HECHA UNA FURIA. No tenía ningún problema con Lucy o Susan, no eran ellas con quienes me había enfadado, pero de un manera u otra acabé contestándoles mal en cuanto me preguntaron si me pasaba algo. Me sentí mal al instante y me disculpé, explicándoles que había discutido con su hermano mayor pero sin entrar en detalles. Entendieron que no iba a contarles nada más y no insistieron en el tema. 

El resto de la tarde y durante la cena hubo cierta tensión entre los cinco. Aparte del tema de Lucy, con todos sus hermanos, estaba también mi discusión con Peter. Ninguno de los dos nos miramos a los ojos y si se daba la ocasión apartábamos la mirada rápidamente para que el otro no nos pillara. O al menos, tonta de mí, es lo que yo hacía.

Así pasaron dos largos días. Aunque entre los Pevensie todo volviera más o menos a la normalidad, Peter y yo seguíamos sin dirigirnos la palabra. Reconozco que en más de una ocasión llegue a arrepentirme por la bofetada en la mejilla, pero teniendo en cuenta cómo me había hablado y sabiendo la situación en la que estaba, no merecía que le pidiera perdón.

Estábamos en la sala de estar. Yo, con mi sitio ya asignado, leía un libro tumbada en el sofá bajo la ventana. Lucy había bajado con la señorita Macready, pues esta quería hablar con ella un segundo. Pasados unos minutos sus pisadas empezaron a escucharse fuertes y rápidas des del pasillo y cuando llego lo hizo gritando y agitando un sobre entre sus manos.

─¡Chicos, chicos! -llamó a sus hermanos- Mamá nos ha enviado una carta.

─¿Una carta? -preguntó Susan dirigiéndose rápidamente hacia su hermana.

─La leeré yo -propuso Peter tomando el sobre y abriéndolo.

Desde donde estaba pude ver el temblor de sus manos y la expectación reflejada en su rostro. Un dolor punzó mi pecho.

─Lucy -llamé a la niña. Esta se giró hacia mí- Por casualidad... ¿la señorita Macready no te ha dado otra carta?

─No -negó con la cabeza y sonriéndome afligida- Solo había llegado esta.

─Oh, -suspiré abatida- Está bien, gracias.

─Lo siento, Charlotte -murmuró Susan girada hacia mí.

─No, tranquila -sonreí, aparentando restarle importancia al asunto- Me iré a la habitación para que podáis estar tranquilos.

─Pero Lottie, tú no molestas... -oí a la pequeña decir, aunque ya era demasiado tarde, me estaba yendo de la sala.

THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]Where stories live. Discover now