THE GUARDIAN | PETER PEVENSIE 1 ✔ [EDITANDO]

CAPÍTULO DOS

[ THE GUARDIAN ]

CAPÍTULO DOS

  ❛las guerras no duran para siempre❜  

    SUSAN Y LUCY SE QUEDARON UN MOMENTO en la habitación de sus hermanos y yo me dirigí a la mía, la cual compartiría con las Pevensie. Era grande y tenía una cama para cada una. Dejé las maletas encima de la que estaba pegada a la ventana y contemplé el cuadro que yacía colgado en la pared.

Se trataba de un lago congelado, uno que llamó extrañamente mi atención. Me acerqué a él, pues me resultaba enormemente familiar y caí en la cuenta de que era el mismo lago de mis pesadillas. Fruncí el ceño y lo examiné. Aparte del lago, al final de éste se encontraba el extenso y verde bosque. Ésta vez no estaban los cuatro niños escapando del carruaje que los perseguía, pero busqué indicios del león escondido entre los árboles, y cuando lo encontré, el follaje de éstos se meció con el viento, haciendo que mis ojos se abrieran ante la sorpresa. El animal rugió y salté hacia atrás asustada. Cuando el sorprendente sonido cesó, me acerqué de nuevo al cuadro, pero el león ya no estaba.

─¿Qué estás mirando?

Me giré precipitadamente hacia la voz de Susan. Ésta estaba mirándome, junto a Lucy, desde la puerta. Ambas con la frente poblada de arrugas.

─Este cuadro -respondí- Me parece... mhm, interesante.

Ellas se acercaron a mirarlo y fruncieron el ceño.

─Bueno, si un canasto de frutas te parece interesante -comentó Susan con confusión- Aunque supongo que para gusto colores.

─¿Frutas? -susurré extrañada.

Contemplé de nuevo el cuadro, y el paisaje con el lago helado, los bosques y el león oculto, habían desaparecido. Me dejé caer sobre el colchón y retorcí mis manos.

─Solo estoy un poco cansada del viaje.

─Lo comprendo -asintió Susan- A mí también me ha dejado cansada, pero en cuanto cenemos y nos vayamos a dormir verás cómo pronto te encontrarás mejor.

°°°

La señorita Macready cumplió su promesa de venir a buscarnos para la cena y la seguimos hasta la sala. Se trataba de una amplia habitación con una larga mesa de madera con muchas sillas. Habían antiguos cuadros colgando de las paredes y me fijé en ellos para ver si alguno trataba sobre paisajes similares a los de mis sueños. Para mi suerte o desgracia, aún no lo sabía, solo me encontré con representaciones históricas o retratos familiares. La cena acabó gustándonos a todos y dos mujeres se llevaron nuestros platos, así que con la mesa ya recogida, subimos los cinco a nuestras habitaciones.

Susan estaba desempacando su ropa y yo me encontraba leyendo sentada en mi cama.

─Estas sábanas rascan -se quejó Lucy, que ya estaba con el pijama puesto, metida en la cama y arropada.