Beautiful | Biancaio | Nachoela. | TERMINADA.

13. "El beso y la humillación."

Cuando todos terminaron de cenar Micaela y Bianca se fueron a sus habitaciones y los mellizos igual, se acostaron todos pero luego se volvieron a levantar recordando lo que habían acordado, se escaparían.

Sabían que no era fácil pero tampoco difícil, todos se vistieron y se reencontraron en los pasillos, tenían suerte de que el hombre de seguridad no estuviera toda la noche allí. Lo primero que hicieron fue salir y luego subirse a la camioneta, no había sido tan difícil en eso Bianca no supo porque todos tenían tanto miedo.

Cuando llegaron a la pequeña fiesta organizada por uno de los amigos de los mellizos todos se dividieron y Micaela se fue con Nacho cosa que por alguna razón le molesto a Bianca pero aún así se mantuvo quieta donde estaba.

— ¿Por qué tan sola? —Bianca miró hacía arriba y pudo ver a la rubia que estaba aquella vez con los mellizos, Florencia.

— No lo sé.

— ¿Quieres venir con las chicas? —Bianca miró hacía atrás y pudo ver a Micaela embobada con Nacho así que se encogió de hombros y se fue con la rubia.

Estaba todos sentados en un sillón.

Pablo le estaba haciendo mimos a Paula, al parecer la quería más de lo que todos o al menos yo pensaba.

Bianca.

Empezamos a jugar a algunos juegos de mesa y terminamos haciendo el típico reto del que tome más podrá hacerle un reto al otro, las chicas no eran tan malas como yo pensaba. Todas me habían agradado excepto Paula quien había estado matándome con la mirada.

Miré hacía atrás nuevamente y vi  Nacho besando a Micaela, aquello me había dolido y mucho así que salí de allí y me quedé en el jardín de la casa, no sabía que me pasaba con Nacho, quizás era un simple capricho por lo buen amigo que era.

Luego de unos minutos sentí una mano tocar mi hombro así que miré hacía atrás y vi a Pablo, no quería pelear en este momento y menos con él.

— No quiero pelear.

— No vine a eso, aunque no me caigas bien te vi salir mal de la fiesta y quería saber como estabas. —Coloco sus manos en sus bolsillos y se sentó a mi lado viendo las estrellas al igual que yo lo hacía.

— Bien supongo. —Le sonreí y hizo lo mismo, ambos nos miramos y se acercó a mi para dejar un beso en mi mejilla.

Cuando sentí sus labios sobre los míos abrí los ojos de más, no me esperaba aquello pero aún así le seguí el beso y cuando ambos nos separamos me miró nuevamente con una sonrisa.

— Sabía que eras como todas, caerías. —Me dio una última sonrisa y se fue de allí.

Bien, ahora la tonta era yo.

Aunque quizás aquello no era una humillación me lo había tomado como eso, caí y tenía razón porque en ningún momento los separe de mi. 

Quizás no lo odie tanto como digo.