El secreto de Marshall Lee | Fiolee

"Sexy"

- Estoy nerviosa - dijo tiernamente.

- ¿Y eso por qué? - reí divertido. Era tan gracioso oírla así.

- ¿Qué pasa sí me atrapan? ¿Y-y sí mi madre se entera? Ay, Marshall, esto no está nada bien.

- Fiona, Fiona, Fiona - le dije negando con la cabeza -. Cálmate. Te me estas estresando y aún ni siquiera a anochecido. ¿Qué pasó con lo de "Nada ni nadie va a impedírmelo"?

- Es que eso fue la adrenalina y el momento y... Yo creo que mejor no voy.

- ¡¿Qué?! No - me opuse -. Dijiste que irías y eso vas a hacer. ¿Qué te preocupa? No es para tanto.

- Disculpe, Señor Malote, pero algunos no estamos acostumbrados a desobedecer y hacer lo que queremos todo el tiempo.

- Ay, pero qué niña - susurré para mi mismo rodando los ojos.

- ¿Qué dijiste? - preguntó aparentemente molesta.

- Nada, nada.

- Marshall, hablo enserio. No pueden atraparme.

- No lo harán - aseguré.

- ¿Cómo estás tan convencido?

- Es instinto - contesté -. Es enserio Fiona. Relájate, nada va a pasar. Puedo asegurarlo.

- Pero si...

- Y - le interrumpí alzando un poco la voz - si algo sale mal, yo me haré responsable de todo.

- ¿Lo juras?

Puse la mano sobre mi pecho (lo cual fue algo estúpido tomando en cuenta que no podía verme) y fingí estar ofendido.

- Me duele que dudes así de mi.

Rió levemente.

- Sí, Fiona, lo juro.

Supuse que estaría sonriendo del otro lado del teléfono.

- Bien, te creo - dijo -. Te veo en la noche.

- Hasta entonces - sonreí. Luego colgué.

Salí de la ducha y me envolví la cintura con una toalla. Luego salí del baño y busqué qué ponerme. Tomé mi teléfono y miré la hora. Debía pasar por Fiona en veinte minutos.

- Estos jeans se verían genial con tu chaqueta de cuero negra - escuché a mi espalda.

Marceline me había causado tal impresión que di un pequeño -y discreto- salto de sorpresa. Se encontraba a un lado de la cama sosteniendo unos pantalones de mezclilla rasgados que yo había sacado de mi armario antes de meterme a la ducha, ya que esos eran mi primera opción.

- ¿Sabes? Hay algo llamado "tocar".

- También algo llamado "cerrar con seguro" - dijo sentándose en la cama con una sonrisa burlona -. Mira todo lo que se puede aprender.

- Muy divertida - reí con sarcasmo -. Gracias por el consejo, pero sé vestirme solo.

- No lo dudo - musitó a gran velocidad -. ¿Hay alguien a quien intentes impresionar esta noche? Siento que de alguna manera te estás esforzando.

Le quité el pantalón de las manos. Mientras que con mi mano derecha sostenía la toalla.

- Nada importante.

Se cruzó de brazos y me miró con un gesto que mostraba su incredulidad.

- Es una chica, ¿no es cierto?

Abrí los ojos. ¿Cómo podía pensar algo así?

- Lo sabía. ¡Es una chica!

- No, no lo es - me apresuré a decir.