Capítulo 18

13K 947 76
                                    


HELENA

Desperté sobresaltada al escuchar un ruido y me encontré con los ojos de Leonardo que me miraban expectantes.

- Tranquila amor - su voz calma mi corazón enseguida. No sabía cuándo sería capaz de dormir de nuevo sin sobresaltarme y asustarme al despertar.

- ¿Ya llegamos? - pregunto con voz rasgada, me había cogido el frío y un resfriado se avecinaba.

- Si, ya estás en casa - me dice besando mis labios con dulzura.

Miro por la ventanilla del coche y veo que estamos aparcados en el garaje de mi casa. Mi casa...por fin estaba aquí.
Salí del coche con la ayuda de Leonardo, no me había quejado del dolor de pié hasta ahora que la tensión se había ido por el momento.
Alcé la vista cuando la puerta se abrió y vi a mi madre con lágrimas en sus ojos corriendo hacia mi. Era imposible no llorar al verla. La última vez que la había visto fue cuando creí que había muerto, que el hijo de puta de Miguel la había matado.

Me abrazó con fuerza y acarició mi pelo mientras ambas llorábamos pegadas la una a la otra. Noté otro par de manos y por la forma en que apretaba supe que era mi padre. Me separé de mi madre y vi a mi padre llorando. Creo que nunca le había visto llorar, o por lo menos no lo recordaba.

- Ya pasó - digo tranquilizándoles - estoy bien, sana y salva ya en casa, gracias a todos vosotros.

- Hija - mi madre vuelve a abrazarme y besa mi frente con fuerza.

- Te vi en las noticias mamá, la mujer que me traía de comer me dejó verte. No sabes lo que me tranquilizó ver qué estabas viva - la vuelvo a abrazar y me limpió las lágrimas de los ojos.

- Entre los que se rindieron había una mujer de unos cincuenta años. No habla - dice mi padre secándose las lágrimas con un pañuelo que alguien le había dado.

- Es sordomuda - respondo.

Él asiente.

- Entra en casa cariño, los demás quieren verte - mi madre me coge de la mano y camino apoyándome en ella.

A la primera persona que veo es a Ivy y corro como puedo hacia ella, nos abrazamos y vuelvo a llorar. Me iba a doler la cabeza con tanto lloro pero me daba igual, estaba feliz por ver a mi amiga.

- Escúchame - comienzo a decir - no estoy enfadada contigo ni nada. Estuve pensando en todo esto y te juro que me da igual quién seas siempre y cuando ahora me lo cuentes.

Ella me sonríe y vuelve a abrazarme.

- Por supuesto, te contaré todo. Tendremos maratón de Vikings muy pronto - dice sonriéndome.

- Espero que nos dejéis acompañaros en esas noches de chicas - me giro y veo a Benja sonriéndome de oreja a oreja. Y de nuevo vuelven las lágrimas. Él viene a junto de mí y me levanta en el aire como lleva haciendo desde que éramos pequeños. Me aprieta con delicadeza y me besa en la frente.

- Te eché mucho de menos - me dice mirándome a los ojos y acariciando mi cara. Benja era un gran amigo, el y Ben eran los mejores. Ben...

- ¿Y Ben? - pregunto nerviosa.

- Aquí - vuelvo a girarme y mi corazón se acelera al ver a mi amigo de una sola pieza.

- Lo siento, juro que las fiestas con mi familia no siempre acaban así - digo riendo pero una vez que me abraza vuelvo a llorar.

- Que alguien traiga agua o se nos desmaya - dice Benja haciendo reír a todos. Como siempre hacia.

- ¿Helena? - me separo de Ben al escuchar esa voz.

Lealtad (Crónicas de la mafia #2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora