Capítulo 9: Voces de Justicia

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Es el día. Al fin hoy seré dada de alta del hospital. Ya solo quiero ir a casa y descansar. Solo faltaba que el médico viniera y me dijera —Ya te puedes ir— Ya estaba lista para escuchar esas palabras, que llevaría una gran alegría en mí.

Por la mañana visité a Jade y aún seguía en coma. Les pedí a sus padres que me mantuvieran al tanto de todo lo que pasara con él, aunque eso podía durar tiempo. No dejaba de pensar en la carta de Isabel y lo de Frank siempre estaba presente. Soñaba lo mismo y lo mismo una y otra vez lo de ese suceso en los días que estuve aquí. Lo que no me dejaba dormir es el hecho de que fue el gobierno el responsable de todo ese hecho horrible, pero yo soy la única que sabe, no podía decírselo a la policía ni a mis padres, solo así, era mucho más que eso, era cuestión de mí, no de ellos.

— ¿Estás emocionada de salir? —Mamá me preguntó.

—Sí, Mamá. —Apenas y la escuché decirme eso, estaba tan concentrada pensando en todo, que apenas y le presté atención a lo que me estaba preguntando. En eso entró el médico a la habitación.

—Rad, ya te puedes ir. —Me dijo contento.

—¡Genial! —Contesté emocionada y me levante de la cama contenta, me acerque al médico y le di las gracias por todo lo que hizo por mí.

—Ya es hora de irnos hija —Papá dijo feliz.

—Si. —Asentí con la cabeza.

Salimos de la habitación y nos dirigíamos al auto. El día estaba nublado y caían gotas de lluvia. Me encantaban eso días, eran tan geniales y frescos. Este clima te hace reflexionar, y ver más allá de todo. Ese sonido de la lluvia, su aroma, te sientes tan bien, que desearas que nunca terminara de llover. Puedes estar en casa, disfrutando de una taza de Té y estar cómodamente disfrutando del día mirando una serie de televisión.

Mi pantalón negro estaba mojado por unos charcos de agua que pase sobre ellos junto con una sudadera con gorro. Me encantan ese tipo de sudaderas. Aunque tarde o temprano el agua de la lluvia, traspasaría la tela y mi pelo se esponjaría como no tienen idea. Pero es una sensación muy agradable el sentir como tu cuerpo siente la lluvia.

Nos subimos al auto y nos pusimos en marcha. La lluvia poco a poco comenzó a soltarse más y más era más fuerte que antes.

—Papá ¿podemos ir al cementerio? —Le dije a mi padre.

—Sí, ahí es a donde me dirijo. —me respondió.

Tenía que verlos por última vez y disculparme. No sabía que decirles cuando estuviera ahí. Pasaron quince minutos y al fin llegamos. Me bajé sola del auto, mis padres se quedaron en él, caminé en dirección donde había varias personas paradas, sabía que sería ahí a donde tenía que dirigirme. Me acercaba más y más, me daba un poco de miedo conforme avanzaba, mi corazón se aceleró muy rápido. Comencé a recordar el incidente, todos esos gritos. Había personas llorando cuando comencé a llegar. Observé un monumento que tenía todos los nombres de los estudiantes que fallecieron. Observé el nombre de Devén escrito ahí junto a todos los demás que murieron en ese momento yo recordé lo que mis ojos miraron cuando el murió.

Sentía un gran enojo en ese momento, el escuchar a las personas hablar que el gobierno fue muy generoso al mandar hacer este monumento para ellos. Con solo escuchar que hablan bien de ellos, hacía que me hirviera la sangre. Todos me miraban caminar, pero nadie miraba mi rostro, tenía el gorro de la sudadera puesta.

Llegué y me quedé quieta por un momento observando el monumento junto a los demás que se encontraban ahí, no podía creer en ese momento lo que estaba escrito ahí.

"El gobierno buscará a los responsables y hará justicia por todos estos inocentes"

— ¿Justicia? — De qué diablos están hablando pensé. Ellos fueron los responsables de todo esto. Observé cada nombre que estaba escrito ahí a detallé. Yo sabía la verdad y estar escuchando a las personas hablar de justicia y sobre poner en las manos del gobierno la "Justicia" hacia que mí enojo aumentara más, con solo 12 años yo — ¿Qué podía hacer? — Nada por el momento. Pensé en muchas cosas en ese instante y comencé a hablar silenciosamente sin que nadie escuchara. Ya sabía lo que tenía que hacer.

Lo siento chicos, no pude salvar a nadie. Sé que fue horrible lo que vivimos ese día y de las cosas que nos enteramos.

De todo lo que vivimos.

Pero ya lo pensé bien y quiero decirles a ustedes que están aquí justo enfrente de mí, que me vengaré por todos. Hare que salga todo a la luz y sepan lo que realmente pasó ese día. No me importa si muero o si soy buscada por todo el mundo, haré lo que sea falta para abrirles los ojos a todas estas personas de aquí y de otros lugares de quienes son ellos en verdad.

Le mostraré al mundo en el que estamos. Los acontecimientos nos ciegan a cada uno y no vemos la verdad. Muchas veces las personas callamos verdades que pueden cambiar el rumbo de muchas cosas, por miedo. Pero eso no va ser el caso.

Mis lágrimas comenzaron a salir, estaba toda empapada por la lluvia, pero quería hacerlo por todos ellos, sobreviví por algo, y es para derrocarlos.

Me retiré de ahí rápido, después de decirles mis palabras a mis compañeros y me dirigí hacia el auto.

—Vayámonos papá. —Le dije.

Encendió el carro y nos fuimos directo a casa. No hablé en todo el camino, solo pensaba y pensaba. Ya me sentía tranquila, solo era cuestión de tiempo para que todo suceda. Llegamos a casa y me fui directo a mi habitación quería volver a sentir mi cama de nuevo, solo tenía que esperar y descansar un poco por el momento, tenía que hacerme fuerte mentalmente y físicamente por ellos.

Para poder lograr mis objetivos.


R.E.DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora