DESCENDIENTES 3: El Regreso De La Magia

DE PIRATA A MÚSICO

Mientras Andrew meditaba sus pesadillas, su compañero de habitación Edward hijo del notorio Capitán Garfío dormía apaciblemente en su cama, pues tenía que levantarse temprano para ensayar con los demas intengrantes de la banda liderada por Doug, según este le informo llegaría la nueva profesora de la preparatoria y el Hada madrina le encomendo una tonada que inspirara libertad para recibirla.

Hace tiempo que Edward no se sentía tan feliz, claro que no es lo mismo pasarse el día haraganeando y molestando gente en la isla de los perdidos que hacer cosas tan útiles y divertidas como jugar Tourney o Tocar  en la banda musical de la escuela.

Llevaba en la banda ya casi una semana, lo habían invitado el mismisimo Doug que despúes de la lamentable muerte de Leonora(la cual tocaba el cencerro) buscaba un integrante mas.
Sin embargo encontrar un instrumento para Edward no fue sencillo ya que despues de casi romper un banjo, una trompeta y de arruinar los oídos de Doug y el hada madrina en su audición con el saxsofón, encontró algo que sabía tocar muy bien: el tambor, tecnicamente el no tenía experiencia con ese intrumento pues una lata de basura y unas varillas de metal, que usaba en su casa en la isla de los perdidos no eran lo mismo que el maravilloso tambor adornado  con banderines azules y amarillos de la banda de la preparatoria de Áuradon.

En cuanto comenzo a tocarlo puso al Hada madrina a bailar, cosa que a Doug tambien le gusto, al menos hasta que el Hada madrina decidío bailar con el mientras Edward tocaba. A pesar de eso logro tener su lugar en la banda y ahora tenía que divisirse en 3 pues, jugaba en el equipo de Tourney junto con Jay y Carlos, y ademas necesitaba tiempo para sus clases y su noviazgo con Anika.

Estaban por cumplir un mes de novios y no sabía que ragalarle a la hija del Capitán Febo, hasta que Carlos le sugirío que le diera una Cabra de peluche que vendían en la tienda de souvenirs del Museo de Historia Cultural- sin duda le encantara- dijo el vendedor cuando Edward le pago por la cabra que ahora permanecía guardada con un listón rosa en una caja bajo su cama.
Sin duda Edward se estaba adaptando en su vida en Áuradon
- ¿quién lo diría?, al menos como buen pirata me gusta la música papá- penso mientras al día siguiente se despertaba y despúes se preparaba para ir a ensayar.