19.

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En la mesa se encontraron los cuatro a la hora de la cena, ninguno pronunció una palabra durante un buen rato y no se debía a la  mal cocinada lasaña de Adolph  sino a los planes que se llevarían a cabo. Cada uno con sus propios pensamiento meditando sus posibilidades y alcances; Elliot confiaba en la chica y en lo que Kat le había pedido hacer por ella.

-No puedo decirlo –mencionó la mujer al escuchar la pregunta de su antiguo amor – solo quiero que sea fuerte, que te conozca pero sobre todo que asuma lo que debe hacer, es cuestión de destino lo supe desde que los vi en el monitor del ultrasonido. Son mis hijos y siento mucho que te hayas enterado de esa manera, frederick me tomo a la fuerza es verdad, pero debi quedarme a tu lado, lo hubiéramos tratado de arreglar juntos, no confíe lo suficiente en ti, en tu amor me siento mal por eso. Ahora creo que mi hijo a empezado a cumplir su cometido se convirtió en lo que tanto temimos pero no deja de ser parte de mi, me equivoque también al alejarlo y pensar que alguien mas podría resolver esto, no fue así y es mi responsabilidad darle solución.

-Sabes que podríamos ayudar

-Lo sé muy bien Elliot pero primero quiero ver si puedo arreglarlo de la mejor manera, si no entonces espero que Leyna esté más que lista.

-De acuerdo Kat pero solo tienes un mes si al cabo de este tiempo no a pasado nada entonces nosotros entraremos y la chica estará lista para lo que sea.

-Gracias... Por cuidar de ella no quiero ponerla en riesgo y siento mucho que nuestro encuentro sea de esta manera.

-Ya habrá tiempo para recuperar lo perdido Kat... Hablaremos después con mas calma de acuerdo.

Trago con esfuerzo el bocado pues un nudo en la garganta le había aparecido al recordar la voz de Kathleen, sonaba exactamente igual que la ultima vez que hablo con ella en persona cuando tenían sueños por cumplir juntos. Una vida llena de amor que de pronto se esfumo por un segundo le dedico un gesto de rencor a Adolph quien se encontraba devorando con ansias su alimento justo frente de él.

- Mañana podrías llevar a Leyna al entrenamiento. –dejo los cubiertos sobre el plato. –necesita saber cosas...

- Que cosas papá, que te dijo mamá como esta ella.

- Bien, Kat esta bien la veremos pronto – paso un paño por sus labios – pero antes tienes que saber algunas cosas sobre los... – noto la angustia en los ojos de su hija. –sobre los vampiros, no es nada fácil acabar con ellos debes conocer los trucos, conocer sus debilidades eso será bueno y debe ser rápido tenemos solo un mes.

- Pero cómo, crees que esté lista para eso – por fin hablo el hombre frente a él – es poco tiempo.

- Lo estará lo sé – tomo la mano de su hija – tiene que aprender a defenderse nadie podrá hacerle daño si aprende a hacerlo con su jauría y después viajaremos a Nueva York – padre e hija se miraron fijamente – espero que tu madre logre algo.

- Owen mañana llevaras a Leyna contigo de acuerdo- ordenó su padre al joven quien solo se había limitado a escuchar.

- Si no hay de otra...

- No es necesario podría ir sola –toco a su padre con dulzura en la mano.

- Oh no, si es necesario Leyna –hablo de nuevo Adolph –Owen tiene un deber contigo él lo sabe muy bien.

Los dos jóvenes que se encontraban sentados uno frente al otro no se molestaron en mirarse ambos sabían que no podrían hacer cambiar de opinión a sus padres y también sabían que tendrían que pasar mucho tiempo juntos.

El Regreso del PríncipeWhere stories live. Discover now