13.

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Se paseaba por las calles de la ciudad solo observando a los transeúntes, gente ordinaria que podría pensar que aquel joven de gabardina negra no era mas que un delincuente, un matón de los barrios más bajos y quizás lo era un bribón asesino que solo buscaba saciar su propia sed. Estaba cansado de eso, se miro en el reflejo del cristal de un aparador. Casualmente era el de una tienda de ropa para caballeros observó un rato detenidamente el modelo que lucia uno de los maniquíes se veía en él, luciendo su arrebatada melena sobre las hombreras obscuras; no llevaba un solo centavo en los bolsillos pero eso jamás era un impedimento bastaba con pasarse por la mente del encargado para que la cuenta fuera saldada, aun sin estar del todo convencido entro en el lugar, echo un vistazo a los modelos ninguno le gustaba hasta que en el fondo noto un saco gris que parecía gritar su nombre lentamente camino hasta él sintiendo las miradas de los empleados que no se creían que un tipo como aquel pudiera atreverse siquiera a entrar en un lugar tan fino. El gerente se adelantó a los otros hasta llegar junto a Tudor quien ya sostenía entre las manos el saco.
-Podría ayudarle - noto que se le quebraba la voz -Ssseñor... - el encargado retiro de sus manos con cuidado la prenda.
-Quiero probarme esto.
-Ah, bueno permítame decirle que este modelo es demasiado sofisticado y su costo es... elevado. - ahora sonaba mucho más firme - con el perdón que me merece creo que su bolsillo se ve algo limitado.
-He dicho que quiero probármelo -Tudor clavo los ojos en el hombre -y lo haré entendido. - seguía manteniendo la mirada sobre los ojos del encargado quien sin razón alguna dio un paso atrás ofreciendo el saco al joven.
-Con gusto señor yo le traeré las demás prendas.
Los empleados del lugar no podían creer lo que estaban presenciando el encargado jamás atendía a nadie personalmente no a menos que se tratara de alguien famoso o algún político entonces si sacaba las ropas más elegantes, finas y sobre todo costosas se sorprendieron al ver que hacia exactamente eso y las llevaba a los probadores. Lo mas probable es que fuera un tipo de esos que esconden muy bien su fama, un loco rockero disfrazado de gente "normal". Prenda tras prenda el gerente le pasaba y con cada una de ellas se encargaba de puntualizar lo bien que lucia.
Tudor se miraba en el espejo de cuerpo entero los pantalones grises que caían ligeros por sus piernas, la camisa de fina tela y el saco que tanto le había llamado la atención gris Oxford.
-Me lo llevare - le ordenó al empleado -y dirás que lo eh pagado ya.
-Pero desde luego que si señor, necesita una cosa más.
-No -sostenía las solapas.
-Que le parece esto señor. - acerco a Tudor un sombrero del mismo tono del traje de copa alta -en mi mente le luce genial.
Tudor tomo el sombrero y lo acomodo, lo sentía único eso era lo que le faltaba el accesorio idóneo. - Sé que necesito ahora.
-Dígame que es y lo tendrá.
-Un bastón
El gerente miro a todas partes no contaban con un bastón en su inventario, corrió con suerte al encontrar el ultimo sombrero pero no podía encontrar un bastón ahí dentro.
-Siento señor que no podré cumplir eso no tenemos bastones.
-Entonces ve y busca uno -señaló el otro lado de la acera desde ahí alcanzaba a ver el café de enfrente un anciano llevaba un bastón negro con la cabeza de lo que parecía ser un lobo en la parte de arriba bajo su mano izquierda y en la otra un baso de café caliente. -quiero que lo traigas, me has oído quiero ese bastón no me importa lo que tengas que hacer y si no lo traes pagaras con tu propia vida.
-No, no se apure yo lo traeré en seguida.
El hombre salió de la tienda y sin ver por donde iba atravesó la avenida hasta el café provocando que un ciclista se estrellara con el puesto de flores que salieron disparadas por todos lados causando un gran cúmulo de gente a su alrededor lo que hizo aún más fácil el robo del objeto.
Los ojos del gerente se notaban vacíos cuando llego ante el anciano, se acercó sin decir nada, su mano se escurrió hasta tomar la del viejo y la apretó sin dejar de hacerlo hasta que el anciano comenzó a quejarse y a gritar pero el gerente no paro. - Lo necesito-tomo el bastón -el señor lo necesita ahora y se lo llevare.
El anciano comenzó a gritar cuando el gerente le propinaba un tremendo golpe en la cabeza con la punta del bastón que se llenó de inmediato de la sangre caliente que brotó de la herida; sin decir nada y sin mirar a quien intentó acercarse a él, recorrió el mismo camino de vuelta a su tienda. Tardaron unos minutos en cambiar la atención de las flores a el anciano golpeado y a medio matar en el suelo, cuando Tudor sujetó el bastón chorreando de sangre se lo llevo a los labios y lo lamió, los empleados se echaron hacia atrás aferrándose de tras del mostrador cuando las puertas se abrieron y entro al policía armada dispuesta a detener al gerente de la tienda por intento de homicidio; el hombre reaccionó en el momento en que era aprehendido y que Tudor salía del lugar vestido con el elegante traje gris y con la mano derecha empuñando el bastón negro. Se había transformado en el hombre aquel que hacia tanto había sido, con cada paso que daba sentía que volvía a ser el mismo, el vampiro sanguinario deseoso de poder y venganza contra todos aquellos que lo maldijeron alguna vez.

El Regreso del PríncipeWhere stories live. Discover now