Capítulo 19

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Ya faltaba muy poco para que comenzara la fiesta, o al menos para que ellos se dirigieran a la misma, todos ya estaban en casa de Guillermo esperando a que el señorito se dignara a salir de su habitación. Llevaban unos quince minutos o más esperando aquello y parecía nunca llegar el momento en que oyeran un "estoy listo" por parte del pelinegro, lo único que podían oír eran miles de ruidos y alguna que otra maldición posterior a algún que otro ruido de golpe. ¿Qué demonios hacía ese chico allí dentro? Más bien parecía estar peleando con un dragón que vistiéndose para asistir a una fiesta. Otros diez minutos habían pasado y ahora sus amigos se encontraban recostados en los sillones del salón, aburridos, hablando cualquier tema mientras seguían en su eterna espera. Lo que ellos no sabían, era que detrás de esa puerta y de todas las maldiciones y golpes, no solo que no había un dragón luchando contra Guillermo, sino que era simplemente que el pelinegro no se podía decidir porqué camiseta ponerse. Así de fácil y sencillo como eso. El pobre Guillermo tenía una verdadera guerra dentro de sí mismo sólo por una estúpida camiseta. O al menos eso quería creerse él, porque la realidad era otra, él quería verse bien no sólo porque era una fiesta y en las fiestas él solía verse de puta madre, sino que también tenía el presentimiento de que él iría. Y, vamos, no iba a perderse la oportunidad de verse jodidamente apuesto frente de él y que sólo pudiera ver pero jamás tocar. Y allí iba otra vez la pregunta que se hacía cada dos segundos ¿Por qué le interesa tanto lo que él piense si supuestamente lo odia?

Era casi la hora pautada para que todos los invitados comenzaran a acudir al lugar de la fiesta y Samuel aún estaba recostado en su cama, con sus dos amigos al lado casi rogándole que se dignara a levantarse y arreglarse para la jodida fiesta

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Era casi la hora pautada para que todos los invitados comenzaran a acudir al lugar de la fiesta y Samuel aún estaba recostado en su cama, con sus dos amigos al lado casi rogándole que se dignara a levantarse y arreglarse para la jodida fiesta.

–¡Samuel, llevamos toda la semana hablando de esto! ¡No puedes tirar por la borda una salida con tus mejores amigos sólo porque pienses que Guillermo estará allí! –lo regañaba Frank.

–¡He dicho que no quiero!

–¡Ayer estabas feliz con la idea de que vaya! –Luzu habló desde detrás de Frank.

–Samuel, mira, irá Fabián. –Frank estaba que se le salían los ojos del lugar. –¡Fabián! –aclaró –¡Mi jodido ex novio, al cual le hice una puta escena de celos frente a Guillermo, por cierto, e iré de todos modos! –tomó a Samuel por los hombros y lo sentó en la cama. –¡Reacciona, hombre, no es el maldito Apocalipsis!

Samuel bufó y sacó las manos de Frank de sus hombros. Sí, tal vez estuviera exagerando todo un poco, pero ¿qué haría cuando lo viera allí? ¿Le hablaría? ¿Que hablarle? ¡Si Guillermo lo odiaba y aquello se veía de kilómetros de distancia! ¿Tal vez sólo debía ignorarlo? Esa se veía como una opción más real.

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Diez Años Después.  [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora