"Nadie elige de quien enamorarse."
Una historia que nace de aquellos sentimientos que generamos en la adolescencia por personas que no debemos, y por más que intentamos, no podemos evadirlos.
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FIESTA EN LA PLAYA
-¿Están todos? - pregunta Sam - Peter ya viene por nosotros.
Todos nos miramos entre sí para comprobar si estamos todos, y efectivamente nadie falta.
-¡Nosotros! - aprieto mis ojos cuando escucho su voz. Solo quería estar lejos de ellos esta noche, solo esta noche.
-Oh, tíos, me había olvidado de ustedes - dice Sam y siento un vuelco en el corazón al escuchar esa palabra, Tíos.
Bett y Eric se acomodan a mi derecha, la miro de pie a cabeza, tiene puesta una falda demasiado corta para mi gusto y en la parte de arriba un top de bikini con arandelas que cubren un poco su abdomen.
Se escucha el fuerte sonido de una bocina desde la calle, Connor corre hacia la puerta y se asoma.
-¡Peter ha llegado! - dice Connor y abre la puerta.
-Hoy la pasaremos increíble - escuchó que le comenta Bett a Eric, los miró fijamente.
-Sí, eso deseo - le contesta Eric y me mira, ella se da cuenta y veo como lo coge de la mandíbula y lo comienza a besar, ruedo los ojos.
Ignoro la escena y camino detrás de los demás, cuando salgo de la casa, veo la Camper donde Peter nos ha venido a recoger, es impresionante.
Peter baja de la Camper y camina hacia mí.
-Hola, Mahia - me saluda y deposita un corto beso en mi mejilla, siento mis mejillas arder.
Eric pasa por nuestro lado y golpea el hombro de Peter, este último se lo queda viendo y luego me mira con una gran sonrisa en su cara, pero yo miro a Eric, este voltea y me queda mirando, noto que tiene la mandíbula apretada.
Que infantil, Eric. Y tranquilo, yo también deseo pasarla increíble, pero lejos de ti.
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Me bajo del Camper de Peter y siento mis pies hundirse en la arena de la playa, me quito las chanclas que llevo puesta para sentir la suavidad de la arena en la planta de mis pies.
Miro a Eric, cuando baja de la Camper, recuerdo el día que estuvimos en la playa a altas horas de la madrugada, suspiro.
Miro hacia la playa. Hay gente en ella, pero no demasiada.
-¿Es aquí tu dichosa fiesta? - le pregunta Eric a Peter. Todos miramos a Peter, este sonríe de medio lado.
-tendremos que caminar, pero valdrá la pena - dice y me agarra de la mano.
Él comienza a caminar, le sigo el paso y los demás hacen lo mismo.
-Mahia puede caminar sin necesidad de que la arrastres - habla Alex a nuestras espaldas, Peter y yo nos volteamos a mirarlo.
Alex lleva en su hombro derecho uno de los canastos donde está una parte del alcohol de la fiesta.
-Claro, cuando no es Eric, eres tu - dice Peter en tono bajo, pero por la expresión de Alex, ha logrado escucharlo - No creo que a Mahia le moleste ¿o sí? - me pregunta Peter. Lo miro, miro a Alex quien está atento a mi respuesta, y me doy cuenta que los demás se han detenido a escucharnos.
-En realidad... - no sé qué decir.
-Creo que es mejor que sigamos caminando - habla Edmund. Todos dejan de mirarnos y lo miran dándole la razón con movimiento de cabeza.
-Los guió, para que no haya más interrupciones - dice Simón.
Quienes estamos presenten en este privado cumpleaños de Peter son: Travis, Tamara, Simón, Alex, Eric, Bett, Edmund, mis hermanos, mis primos y yo.
Todos comenzamos a caminar siguiendo los pasos de Simón, aprovechó para zafarme del agarre de Peter, pero este me impide, y aprieta más su mano.
Peter aligera los pasos y poco a poco terminamos caminando detrás de los demás.
-¿Siempre es así? - me pregunta.
Dejo de mirar hacia abajo y lo miró, él ya lo está haciendo.
-¿Así cómo?
Lo veo sonreír - De que siempre tienes chicos detrás de ti, que estén pendiente de todo lo haces - dice y esta vez soy yo quien sonríe.
-Nunca he tenido chicos que estén pendiente de mí - admito y este suelta varias carcajadas, llamando la atención de los demás.
-No me mientas - dice con una sonrisa en su cara.
-No lo hago.
-¿Es enserio? - pregunta y asiento con la cabeza - ¡Esos chicos de la ciudad deben de estar mal!
-Exageras.
-No lo hago - contesta - hasta los ciegos logran ver que eres hermosa.
Suelto una corta risa ante su comentario y decido quedarme callada, no quiero seguir hablando del tema.
-¡Llegamos! - grita Simón.
Observo el panorama, frente a nosotros hay un espacioso lugar cubierto de palmera, las cuales están decoradas con luces brillantes y arandelas de colores.
-¡Bienvenidos! - nos saludan varias personas que se encuentran ya en el lugar. Hay alrededor de diez personas, chicas en bikini y chicos con pantalonetas playeras, algunos llevan collares de flores colgando de sus cuellos y vasos en sus manos.
Todos nos adentramos más al lugar, y notó la existencia de la fogata que le da más claridad al lugar, ubican una mesa en todo el centro del lugar en donde estamos ubicados y comienzan a colocar las bebidas alcohólicas ahí.
-¡Que la fiesta comience! - grita Peter y me mira dedicándome una gran sonrisa de oreja a oreja
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