"Nadie elige de quien enamorarse."
Una historia que nace de aquellos sentimientos que generamos en la adolescencia por personas que no debemos, y por más que intentamos, no podemos evadirlos.
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PARA CASOS EXTREMOS, SOLUCIONES EXTREMAS
NARRA ERIC:
-Ya llego - le aviso a Edmund y veo como la luz que destella de su celular se apaga.
-No puedo creer que estemos haciendo esto de nuevo – se queja - te pedí que no la besaras, y ahora mira en lo que terminamos.
Veo como Alex se baja de su moto y se sienta a medio lado sobre ella, saca su celular del bolsillo y teclea.
-Le debe estar escribiendo - digo.
-Es lo más probable – responde con obviedad - Eso ha hecho estos cuatro días anteriores – canturrea - A los minutos ella sale y se van juntos - agrega
-No entiendo qué gana ella haciendo esto.
-¡Exactamente lo que estás haciendo! - exclama y lo miro - ¿Qué? ¡Mira cómo te tiene! – Se queja - ya llevamos con esto cinco días. Cinco días en el que nos estacionamos aquí a observar lo mismo de todas las noches. Como ella sale y se va con él a esas carreras ilícitas que hay en el otro pueblo. ¡Estoy cansado de esto! – se vuelve a quejar - Si no fuera por el amor que te tengo, no estuviera en estas... - corta - ¡Hasta gay habló del cansancio!
Suspiro. Admito que esto es una locura. Sé que me da más frustración ponerme a espiar todas las noches y seguirlos hasta esas carreras y, esperar hasta que regresan.
Edmund tiene todo el derecho de estar molesto. lo he arrastrado conmigo en todo esto, pero si lo hago solo, sé que cometeré una locura, la cual no sabré cómo solucionar, pero... ¿Qué puedo hacer?
No confío en Alex. No puedo dejarla escapar todas las noches de la casa como si nada. Si algo le sucede, no podré perdonarme. Tengo que cuidarla, aunque ella solo vaya es a ver a Alex participar en las carreras, puede suceder en algún momento algo malo. Al final son ilícitas, siempre sale algo mal.
Veo como Alex se coloca de pie, así que me pongo erguido. Mahia aparece en mi vista panorámica. Lleva puesto un vestido y una chaqueta encima, espera... ¡¿Lleva puesto un vestido?!
-¡¿Qué le sucede?! - gritó.
-¿Qué pasa? - pregunta Edmund y me mira.
-Se ha puesto un vestido, ¿Quién va a esos lugares con vestido? - me quejo.
-Oh, joder. ¿Es enserio, Eric? – Me regaña - Tú y yo llevamos viendo a chicas en esos lugares prácticamente en ropa interior ¡El vestido de Mahia parece de monja! - me dice.
-No estoy de acuerdo – digo molesto.
Necesito calmarme. Meto mis manos y saco de mi chaqueta el mechero y la caja de cigarros. Cuando los tengo afuera, Edmund me los arrebata de las manos.
-Ni se te ocurra - se queja - hoy en la mañana mande a lavar el auto por ti. Apestaba a cigarrillo, ya déjate de payasadas.
Ignoro a Edmund y diviso la escena que se encuentra frente a mí. Mahia y Alex están hablando. Veo como ella se acerca a él y, este le dice algo en el oído consiguiendo hacerla reír, noto como se aprovecha de la situación y posar la mano en las caderas de ella.
