Capitulo 53

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Sus manos tiran de mí, hasta que me encuentro recostada sobre su pecho. Todo se ha vuelto borroso, demasiado confuso. Levanto el rostro, encontrándome con su expresión descompuesta por el dolor, sus ojos están inyectados en sangre y sus labios dicen mi nombre con desesperación. Escucho a Farah decir algo, pero solo puedo ver a Armen. No quiero dejar de hacerlo.

«Armen, cuanto te amo», pienso sintiendo las lágrimas mojar mis mejillas.

―¡Gema! ―La desolación empaña su hermoso rostro, casi como aquella noche en que perdió a su madre.

No quiero verlo así, pero soy incapaz de responder, ni siquiera puedo moverme. El dolor es demasiado intenso, siento la sangre resbalar por mi vientre, dejando una sensación de tibieza y letargo que nubla mis sentidos. Tengo un nudo en la garganta y mi vista comienza a perder nitidez.

¿Lo ha conseguido Farah?

―Mírame, Gema ―pide desesperado.

¿Este es el adiós? Tengo mucho miedo. No volveré a verlo, no volveré a besarlo. ¡Armen! No es la mejor manera, pero me alegra escuchar su voz, ver sus ojos y saber que estará bien.

―Te... ―Lucho por ser capaz de expresar las palabras que se concentran en mi pecho.

―¡No, Gema! ―Armen niega, acariciando desesperadamente mi rostro. Parece fuera de sí. Sus manos tiemblan, al igual que sus labios y sus ojos se mueven sin parar. Aun así, sigue siendo tan apuesto. Como la primera vez que lo vi.

―Te... amo ―Mis párpados pesan y aunque sus manos sacuden mi cuerpo tratando de mantenerme consciente, poco a poco todo se vuelve oscuridad.

Los sonidos se diluyen y el sentimiento de la perdida me consume.

«¡Armen! No llores por favor», pido deseando que pudiera escucharme. Este es el fin...

Una extraña sensación toma control de mí. Es como caer en un profundo abismo, el dolor ha desaparecido, ahora mi cuerpo se siente ligero. No hay nada alrededor, todo es oscuridad. Como la que muchas veces he visto en mis sueños, solo que ahora resulta mucho más densa, más fría.

¿Es así como se siente la muerte? Caer y caer, oscuridad y frío.

―¡Gema! ―Alguien dice mi nombre―. ¡Gema! ―¿Armen?―. ¡Gema! ―No, no es él quien me llama. ¿Quién es?―. Mi pequeña... ―¿Darius? ¡No es posible! ¿No murió?

Frente a mí, emerge una imagen, es como una especie de proyección borrosa en medio de la negrura que me rodea. Puedo verlo claramente. Es tan extraño... ¡Soy yo! Cuando era niña. Estoy en el pequeño salón de clases de Jérico. Reconozco las desgastadas mesas y desteñidas paredes. La campana ha sonado. Todos se incorporan con rapidez de sus asientos. Tomo mi bolso de prisa y corro hacia la calle, pero...

―Lo siento. ―Acabo de chocar con alguien.

Esto lo he visto antes. Ahora lo recuerdo perfectamente. Es la primera vez que vi un fundador. Ese desconcertante encuentro.

―Tu sangre es fresca, eres joven... ―¿Por qué recuerdo eso ahora?―. Tu sangre sería un banquete...

¿Quién es él?

Veo su espalda desaparecer al final de la calle, pero aún me siento abrumada por su misteriosa presencia. Tomo aire y echo a correr en dirección a mi casa.

La imagen cambia. Soy yo de nuevo, pero no sé qué intento hacer. Estoy fuera de la ciudad, da la impresión de que deseo alejarme aún más. ¿Voy hacia el bosque? ¿Por qué haría algo así? Eso eso no lo recuerdo, pero no debería estar haciéndolo.

La donante (#1 ) *Resubida*Where stories live. Discover now