Capítulo 31

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«Si lo hubiera sabido...».

Supongo que el haberlo sabido no hubiera cambiado mucho las cosas... posiblemente habría ocurrido lo mismo. Lo que siento por él es simplemente más fuerte que mi razón, que mi odio, que todos los impedimentos que existen. Él es diferente, pero nunca dijo ser perfecto. No se puede decir que Armen me mintiera a propósito, puesto que en realidad nunca le pregunté sobre el tema y respecto a mi madre... debe haber una explicación. Sí, una muy buena explicación. Él dijo que estaba bien, aseguró que todo iba bien, prometió que se recuperaría. No mintió ¿Cierto? No lo haría, Armen no mentiría... ¡Ah! ¿Acaso solo intento justificarlo? Sí, tal vez lo hago. ¡Dios! Voy a volverme loca. Quizás estoy equivocada, cegada como afirmó Pen, aún con todo eso necesito saber la verdad. Quiero escucharlo directamente de su boca. Tengo que darle un voto de confianza.

A pesar de todo... tengo que admitir que Pen tiene razón. Me he perdido. Me negué a ver las cosas desde otra perspectiva, sin embargo, jamás he estado en contra de los míos, nunca dejaron de importarme. No importa lo que él diga. Pero ahora mi prioridad es mi madre y proteger a mi familia. Eso siempre ha sido lo primero.

―Deberíamos volver ―dice Alain.

Sabía que me había seguido. No lo miro, permanezco sentada en el suelo, con las piernas abrazadas contra el pecho, mirando al horizonte donde el sol prácticamente ha desaparecido. Necesito respuestas. ¿Qué pasó con mi madre? ¿Dónde está? ¿Fue sometida a esas mutaciones?

―¿Es verdad todo lo que han dicho? ―pregunto sin esperar realmente demasiado. Quizás solo es un intento absurdo de obtener una respuesta diferente, de que esto sea una mala broma. Soy demasiado ingenua, patética seria la palabra correcta.

―Lo del sustituto, sí. ―Intento no mostrar lo que siento. Aunque como bien lo dijo Pen, era algo lógico. Algo que nunca nos detuvimos a analizar―. Yo entré con ellos al lugar y vi los cuerpos sobre las camillas conectados a las máquinas de extracción de sangre. ―El estómago se me revuelve al imaginar la escena, peor aún, con la visión de mi madre ahí―. De las mutaciones y demás cosas que Gibran ha dicho, no lo estoy. No sé nada sobre el tema y hasta ahora ellos parecen estar bien.

―¿Ellos?

―Sí, a quienes tenían dentro. Los despertaron y por ahora están en observación. ―Eso es bueno, aunque no cambia lo que les han hecho―. Están un poco desorientados, pero están bien.

―Me alegro.

―También es cierto que el expediente de tu madre indicaba que estaba bajo tratamiento. Ella estaba en otra parte del edificio. ―Levanto la cabeza de golpe, observándolo inquieta.

―¿Estás seguro?

―Sí, Gema ―contesta golpeando con la punta del pie la tierra, mientras mantiene las manos en los bolsillos―. Creo que intentaban curarla, o al menos eso decían las notas. No lo sé.

―Entonces, ¿qué pasó? ¿Dónde está ahora?

―Eso mismo nos preguntamos. Pen recorrió el lugar de arriba abajo intentando encontrarla, pero no estaba. Cuando entramos todo era un caos, la mayoría de ellos se habían marchado y algunas camillas estaban vacías. No estamos seguros que pasó.

―Llévame ahí ―digo intentando ponerme de pie, pero trastabillo.

―¿Estás bien? ―pregunta tomándome de la mano.

―Se me entumecieron los pies. ―Ríe y sacude la cabeza.

―No es para menos, llevas más de tres horas en la misma posición. Vamos. ―Tira de mí y me ayuda a caminar despacio. Ni siquiera me había percatado todo lo que me aleje y el hecho de estar junto a la que era mi casa, supongo que mi mente fue la que lo quiso así―. Te llevaré mañana, ahora debemos regresar al muro.

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora