Capítulo 10

98.2K 6.5K 783
                                    



Las relaciones entre humanos y vampiros siempre me parecieron algo asqueroso. No imposible, porque, aunque son pocos los casos, han existido. Pero ahora mismo no es algo que me importe. Esto es increíble. Armen es cuidadoso, no es que tenga aspecto rudo, pero me queda claro que es fuerte. Se desliza entre mis piernas sin dejar de besar mi cuello, creo que realmente le gusta. Mi cuerpo tiembla bajo el suyo, al tiempo que somos uno mismo.

―Armen... ―escucho mi voz, que suena extraña, ajena.

El calor se agolpa entre mis piernas y mi cuerpo comienza a temblar. Ansiosa busco sus labios, sujetando con ambas manos su rostro y aunque titubea, responde mi torpe beso. Gimo cuando su lengua profundiza y una corriente me parte en dos. No hay marcha atrás, ahora no solo mi sangre le pertenece, también mi cuerpo.

Empuja un par de veces más, antes de apoyar todo su peso sobre mí. Mis manos acarician sus hombros, abrazándome a él, no deseando que se marche. Permanecemos quietos un momento, hasta que se remueve, obligándome a abrir los ojos. Entre la bruma que cubre mi mente, me doy cuenta. De nuevo tiene una expresión diferente, parece preocupado. Dice algo, pero mi cuerpo esta exhausto y mis párpados se cierran inevitablemente. No sé qué ha dicho, no sé más de mí.

Su olor llena todo el ambiente, haciendo que sonría. Me giro sobre la cama y me encuentro con su rostro imperturbable. ¿Estoy soñando?

―Gema ―dice con esa voz apacible.

¡¿Es real?!

Completamente desconcertada retrocedo, tirando de la sabana. Armen está de pie junto a la cama, podría jurar que no se ha movido de aquí desde que me quedé dormida, pero es evidente que no es así. Hay claridad, es de mañana, y él lleva ropa limpia. ¿Qué hace aquí? Me ruborizo al ser consciente de mi estado, pero me equivoco, porque estoy vestida. ¿Él lo hizo? ¿En qué momento? ¡Dios!

―¿Estás bien? ―Parpadeo aún confusa. ¿Qué quiere decir? Se acerca, sentándose sobre el borde de la cama. Parece tan intimidante y un poco molesto. ¿Qué pasa? ¿Hice algo mal?―. ¿Por qué no me lo dijiste? ―Su pregunta suena a acusación.

―¿Qué cosa? ―pregunto intentando comprender sus palabras. Cierra los ojos y niega.

―Que nunca habías estado con nadie ―¡¿Qué?! Siento mi rostro arder de la vergüenza. Quiero meter la cabeza debajo de la almohada. ¿Por qué me dice eso? No es ningún pecado, además, lo último que una chica como yo puede permitirse es complicar las cosas para su familia.

―No creo que debiera ir contando mi intimidad ―debato un poco alterada. ¿Es lo primero que puede decir?

―Pude lastimarte.

«¿Lastimarme?». Su afirmación me deja en blanco.

―Estoy bien ―aseguro―. De verdad ―balbuceo al ver una expresión extraña cruzar su rostro. No está molesto, sino preocupado―. Yo no creí que tuviera que decirlo ―digo a regañadientes desviando la mirada. Esto es demasiado bochornoso. ¿Decirlo? Ni siquiera pensé en ello.

―Gema ―Roza mi brazo provocando que mi cuerpo se estremezca―. ¿Estás segura que te sientes bien?

¿Realmente le preocupo? Suspiro.

―Sí ―contesto sin poder evitar acariciar su mejilla. Parece consternado ante mi atrevimiento, pero no dice nada.

―Tengo que irme ―anuncia retirando con suavidad mi mano―. Pero hablaremos más tarde. ―Aprieto los labios hasta formar una línea―. ¿Gema?

La donante (#1 ) *Resubida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora