capítulo 38 (FINAL)

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N/A: play al vídeo cuando os diga ;)

/Narra Samantha/

Tres meses después...


- ¡Mamá! ¿Dónde está mi labial rojo? - grité desde mi habitación.

- ¿Tal vez en tu cofre de maquilla que no usas? - mi madre entró en la habitación, rebuscó entre mis cosas y al encontrarlo me lo mostró enarcando una ceja.

- Lo siento... estoy un poco nerviosa - sonreí en disculpa.

- Tranquila, es normal. Te ves preciosa - me empujó de los hombros para que me sentara en la orilla de la cama.

Me senté con la espalda recta con las manos en mi regazo.

- Necesitas mas color en las mejillas, estas tan pálida que parece que te vas a desmayar en cualquier momento - rió bajito.

- Mamá, no ayudas...

- Recuerdo que yo estaba igual de nerviosa...

- ¿Ibas con el chico cachas del insti? - seguí su conversación, necesitaba distracción.

- Bueno... no exactamente, era el primero en clase de física.

- ¿Era guapo?...

Ella soltó una enorme carcajada.

- Para nada, era... simpático. Pero sin duda disfruté mucho del baile de fin de curso - sonrió melancólica.

El sonido del timbre nos sobresaltó.

- Oh, serán los chicos...Voy abrir. Tus sandalias están a tu lado - me guiñó el ojo y salió rápido de la estancia.

Me levanté y me las puse, caminé hacia el espejo, miré mi reflejo en él.

El vestido de seda rosa pálido caía con delicadeza por mi figura, las sandalias de correa doradas se asomaban un poco por el bajo del vestido. El maquillaje constaba de sombra de ojos blanco, delineador y rímel, mi cabello estaba recogido en un moño elegante y desordenado al mismo tiempo, una horquilla de una flor blanca con adornos dorados le daba el toque final.

Salí de la habitación con águilas revoloteando en mi estómago, respiré hondo antes de empezar a bajar las escaleras. Me apoyé en el pasamanos, no confiaba mucho en mis piernas, ya que no paraban de temblar o igual eran imaginaciones mías.

<<Tranquila, Sam>>- intenté darme ánimos.

Conforme iba bajando escuchaba las risas de todos abajo, excepto la de él.

Por fin llegué al final de la escalera y me asomé por el umbral de la puerta del salón.

Nadie notó mi presencia por la charla tan divertida que compartían. Le vi, estaba de espaldas. 

Paseé mi mirada por su silueta, desde su cabello rubio oscuro, su ancha y fuerte espalda, sus glúteos perfectos, sus largas y musculosas piernas. Vestía un traje azul marino, con camisa de lino blanca.

Cuando todavía estaba admirándolo, él se dio la vuelta cortándome la respiración en una fracción de segundos. 

¿Sería posible que me acostumbrara a verle todos los días? Porque hasta hoy no ha pasado.

Una elegante corbata negra adornaba su cuello. Era increíble como el traje se amoldaba a él. Llevaba el primer botón de la camisa desabrochado y la corbata se le miraba un poco suelta, dándole así el toque sexy tan natural que tiene.

Y llegue a tiWhere stories live. Discover now