capítulo 21

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Cerré sumamente despacio la puerta, y suspire para relajarme. Fracasando obviamente.

- ¿Estas sola? - pregunta mientras se sienta en el sofá.

- Sí, mi madre ha llevado a Trish a una fiesta de cumpleaños en el hospital - explico jugando con mis manos - Hmm... ¿Quieres tomar algo?

- Me gusta tu pijama... - comenta de repente, escaneando con la mirada mi cuerpo.

Miro hacia abajo.

Mierda... ¿En serio tengo puesto un pijama de gatitos?

Su preciosa y sonora risa inunda toda la casa. Mi cara está pintada de carmín.

- E-es muy cómoda - digo encogiendome en mi sitio.

- Ya... Yo prefiero dormir desnudo...

¡Puta madre!
En serio acaba de decir eso.

De manera instantánea esa imagen se proyecta en mi mente. JODER.

- ...Es muy cómodo - continúa, una sonrisa pervertida asoma por la comisura de sus labios.

- Voy a por agua... - digo embobada.

¿Me acostumbraré a su presencia algún día?

Sinceramente espero que si... Porque mi corazón no aguantará más los espasmos que siento cuando estoy junto a él, o verlo u oírlo.

- ¿Oye qué estas viendo?... - dice desde el salón.

- Es una serie de... Es un poco difícil de explicar - río con lo último.

- Tengo tiempo - dice cogiendo el vaso de agua que le tiendo.

- Vale... Pues...

Pasamos casi una hora, en la cual yo le he explicado de qué va la serie, y luego hemos seguido viendo, claro que desde donde yo le había dado pausa.

- Samantha... - susurra en mi oído, lo que provoca que de un pequeño salto.

- ¿Hmm? - tiene la mitad de la cara iluminada por la luz del televisor. Parase un Dios Griego. Solo de verle tengo la boca seca.

- El teléfono está sonando - dice divertido. Ni siquiera lo había oído.

- ¡Oh, mierda! - salgo corriendo para cogerlo.

- No digas tacos... - me riñe desde el sofá.

Una risa de escapa de mi boca.

- ¿Diga?... - contesto.

- Hola mi niña - cuando escucho esa voz, mis entrañas se contraen.

- Hola... - digo sin ninguna emoción en la voz.

Él se queda en silencio, hasta que decide volver hablar.

- ¿Cómo estás?

- Bien, como siempre - digo un poco enojada.

¿Para qué me habla? ¡Han pasado más de un año desde que escuché su voz por última vez!

Cuando mamá me dijo que llamaría, pensé que iba a ser como siempre... Es decir que dice que llamará; pero pasan meses y meses y no hay ninguna llamada.

- ¿Qué quieres? - me alejo del salón y entro a la cocina - Ya se te acabo el dinero, ¿eh?

Dios la rabia perfora mi pecho.

Suspira y casi le puedo ver masajeandose las cienes.

- Sami, no hablo por eso. Quería saber cómo estabas. Te echo de menos - Dice con voz temblorosa.

Y llegue a tiWhere stories live. Discover now