第13章

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el rubio y el desteñido caminaban de puntillas en el pasillo aquel mismo martes, michael siguiendo al otro por detrás. el pálido muchacho se encontraba frunciendo el ceño debido a lo perdido que estaba en la actual situación.

"agáchate." luke susurró ahora en cuclillas, aunque el tono altanero se hacía notar inclusive dentro de la opresión de su palabra.

el desteñido miró a sus dos lados y obedeció a su encomienda. ambos se encontraban a las afueras del salón del conserje, michael sin tener la menor sospecha de lo que el rubio tramaba en realidad.

"paso uno de la misión unicornio: conseguir las llaves del conserje." luke formuló.

"¿misión unicornio?" las cejas del otro se habrían unido aún más si fuera posible, un atisbo de sonrisa amenazando sus labios.

"es lindo, cállate." rodó los ojos. michael no consiguió amortiguar una risita. "obedece a todo lo que te diga, desteñido. después de todo yo soy el experto."

y aquello era imposible de contradecir, así que michael asintió en silencio.

luke se inclinó hacia el margen de la puerta abierta, espiando con sus ojos llenos de conspiración. en menos de segundos ya lo tenía todo planeado, realmente era un experto en lo que concernía al travieso vandalismo.

observó con cautela a remiーel conserje del establecimiento. éste era un anciano decrépito con cabello facial canoso, luke le calculaba unos treinta centímetros de longitud. sin duda era una persona apta para una audición de santa claus en las fiestas navideñas.

el viejo remi acostumbraba a tomar largas siestas en la tarde y el rubio muy bien lo sabía. se podría decir que el muchacho era realmente astuto como un mismísimo gato. había idealizado un plan dentro de su mente, detallado y en orden; esperando a que resultara en victoria y se saliera con la suya como siempre lo hacía.

"quédate aquí y mira que no hayan moros en la costa." dijo sin girarse y prosiguió a gatear silenciosamente hacia donde el anciano se encontraba, durmiendo profundamente con los pies encima de su escritorio. era verdaderamente graciosa la forma en la que emergía ronquidos y soplaba silbidos, pero el rubio hizo todo esfuerzo para no caer y reaccionar ante ello.

se detuvo mientras extendía su brazo sin despegar la mirada del conserje. mordiendo su labio y encogiendo sus ojos, se propuso a hurgar dentro de los bolsillos de éste, su corazón palpitaba a un ritmo irregular.

"te tengo." cantó victoria mentalmente. sin embargo, el anciano se removió en su silla balbuceando algunas incoherentes palabras, lo cual causó que el rubio pensara que ya estaba jodido. afortunadamente, todo había sido una falsa alarma, y en un lento movimiento el muchacho consiguió las llaves que ahora con orgullo apretaba en su puño.

michael sintió el alivio corriendo por sus venas cuando vio salir a luke, ileso y sonriente. los previos minutos habían sido una tortura al haber llevado el corazón en la mano, temeroso de que ambos llegaran a meterse en grandes problemas.

"ahora el paso dos." luke habló moviendo sus cejas graciosamente, guardando las llaves en sus bolsillos traseros.

"¿cuál es el paso dos?"

"ya verás."

ambos jóvenes se dirigieron al jardín, michael sostenía una intriga interna y un mal presentimiento. siguió los pasos del rubio hasta arribar a la parte trasera, alrededor no había señal de existencia.

luke hizo su camino hacia uno de los verdes arbustos, y hurgó dentro de éste no sin haber verificado antes su entorno en modo sospechoso. ¿pero qué estaba haciendo?

luego de unos momentos el desteñido se aproximó ante el ademán que el otro había gesticulado. tomó una bocanada de aire al toparse con una puerta secreta.

"la descubrí la semana pasada." el rubio confesó, abriéndola mientras que el desteñido seguía sin habla.

sin consulta alguna tomó a michael de la muñeca luego de abrir la mágica puerta, arrastrándolo hacia el interior. algunas ramas y hojas punzaron sus cuerpos. en cuestiones de segundos, los dos se encontraban en el estacionamiento de la clínica armstrong, libres y sin ataduras. michael realmente no lo podía creer.

"c-cómoー" abrió ampliamente sus ojos, incrédulo del escenario que tenía enfrente suyo. había olvidado cómo eran las calles, las aves volando en grandes áreas, el sonido de las sonoras bocinas. se cautivó en el momento pero no pudo evadir la cruda realidad al instante, sabía muy bien que esto no era lo correcto.

para cuando michael despegó la mirada del cielo y entró en sí, el rubio ya se encontraba montado en un antiguo ford shelby mustang. aquel auto de débil motor le pertenecía a remi, éste lo había cuidado desde sus tiempos de memorable juventud.

"sube." luke manifestó. michael, inseguro se montó al vehículo.

"esto está mal, luke." dijo de inmediato, cada vez el hecho de haberse atrevido a cruzar esa puerta lo inundaba de ineludible remordimiento. "nos atraparán. se darán cuenta y nos meteremos en serios problemas."

"no te preocupes." rió el rubio despreocupado, aunque para el otro efectivamente no le causara tanta gracia. "regresaremos antes de las cinco, devolveré la llave a su lugar, mamá llamará y le hablaré como siempre. tranquilo," puso una mano sobre el hombro del desteñido. "lo tengo todo calculado. será como si nunca hubiéramos salido."

las palabras del rubio lograron calmar un poco al desteñido, pero no por completo. todavía detentaba con la duda de que todo no saldría como planeado. por dentro tenía miedo de que lo llegaran a separar del rubio por su estúpida lista. no quería perder ahora a su único amigo.

luke al parecer se percató de la inseguridad presente del muchacho, ya que apretó su hombro obligándolo a mirarlo directo a los ojos. michael contuvo la respiración.

"michael, ¿confías en mí?"

al desteñido no le tomó ni siquiera un minuto en responder.

"sí."

y por sí mismo se asombró de su rápida respuesta, pues nunca en su vida había sido capaz de confiar en nadie en lo absoluto. siempre pensó que no se toparía con alguien digno de su confianza.

luke era sin duda la gran excepción.

alone ☪ mukeWhere stories live. Discover now