—Está bien, ¿quieres ver una peli con mamá y conmigo antes de dormir? —Camila le quitó las gomillas que sujetaban aquellas dos coletas con cuidado, y Maia asintió gateando en la cama hasta llegar a mí.

Camila puso una de esas películas Disney que estaban echando en la tele, y Maia no tardó más de cinco minutos en quedarse dormida. Camila la cogió en brazos, estaba absolutamente derrotada, y la llevó a su habitación para acostarla. Eran las dos de la mañana, y sin duda, el día había sido agotador para todos.

Cuando ella volvió, se sentó sobre mí, inclinándose para poder besarme, presionando las manos en mis mejillas con una sonrisa. Y siguió con unos cuantos besos más que retumbaban en la habitación, yo sabía por dónde quería ir ella, pero tuve que separarme antes de que fuese a más.

—Camz... —Susurré antes de que me diese otro beso, y ella se separó tirando de mi labio inferior, levantando la mirada hacia mis ojos.

—¿Qué? —Frunció las cejas ladeando la cabeza, como si estuviese curiosa.

—Que si empiezas no te voy a poder seguir. —Susurré con una sonrisa, pasándome la lengua por el labio inferior. —Estoy... No sé ni cómo puedo hablar. Mira. —Levanté la mano que estaba temblando, entre el cansancio, los nervios y la euforia, mi cuerpo se había convertido en un auténtico flan.

—Hey, hey... No pretendía que pareciese eso. —Camila rio un poco, y puse la cabeza gacha apretando los ojos. —¿Qué ocurre? —Me quedé en silencio, no había manera de ocultarle nada a Camila. Había ganado el campeonato del mundo, pero mi cabeza estaba en otra parte. Negué. —Dime que te pasa o lo averiguaré yo. ¿Es por lo mismo que la vez anterior? —Cerré los ojos ante su pregunta. Esta vez, me planteaba si Camila me quería de verdad. Ella se incorporó quedando sentada encima de mí con un suspiro, pasándose las manos por la cara.

—Es una idiotez. —Respondí sentándome en la cama con la espalda a la pared, y ella negó con los ojos cerrados.

—¿Una tontería? —Negó quitándose las manos de la cara con un suspiro con los ojos cerrados. —No sé qué hago mal. No sé cómo demostrarte que te quiero, ya no sé cómo. Porque intento mejorar, intento estar contigo en todo, ¿sabes? Me duele que pienses que no te quiero lo suficiente, Lauren. Te dejé que entrases en mi vida, te di... Te di a mi hija porque ahora también es tuya, ¿es que eso no es querer, Lauren?

—Camz... —Puse las manos en sus mejillas para limpiar las lágrimas que caían de sus ojos, era imbécil por pensar aquellas cosas.

—Y tú sales en las portadas de las revistas, tienes un montón de dinero, y yo por no 'aprovecharme' de ti no quiero ni vivir en tu casa, Lauren. No te pedí ayuda no... —Enterró la cara entre sus manos para llorar, y la rodeé entre mis brazos para estrecharla, escuchando cómo hipaba y su corazón se encogía. Ella se puso de pie separándose de mí, y yo me levanté de la cama para acercarme a ella y volver a abrazarla. —Si no puedes entender que una persona esté enamorada de ti, que quiera compartir toda su vida contigo...

—Camila, no. Mírame. —Sujeté su cara entre mis manos, pasando los pulgares bajo sus ojos para apartar las lágrimas. —Nuestra situación es extremadamente rara. Estamos casadas y ni siquiera me acuerdo, pienso en ti como en mi novia, y me aterra saber que puedo perderte. No vivimos juntas, y eso lo hace todo más raro aún. —Camila se apartó de mí limpiándose las lágrimas ella misma y se metió en la cama tapándose con la sábana, casi no se le veía el rostro.

—Y soy una mierda de mujer porque no sé cómo hacer que eso cambie. Quizás si fuese más cariñosa, quizás... —Murmuraba y sí, la había cagado hasta el fondo de nuevo.

Apagué la luz y me quité la camiseta frustrada, debería ser la mejor noche de mi vida, pero en cambio, pasaba aquello. Entré en la cama casi desnuda, sólo con la ropa interior puesta y sin sujetador. La tenía al lado pero, estaba segura de que no estaba durmiendo.

a coat in the winter; camrenΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα