Cárcel y Confesiones

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-Hola Tiffany- no podía creer que estuviera haciendo esto- estamos en la comisaría, ¿podrías venir a buscarnos?

Nos encontrábamos en la estación de policía. Solo nos permitieron una llamada, y tuve que hacer algo que nunca en la vida haría, pedirle algo a Tifanny.

-Seguí soñando. Ustedes se metieron en eso, ustedes se arreglan- me dijo desde el otro lado.

-Perra- susurré por lo bajo- no quiere venir- les avise a los chicos.

-A ver, dame eso- me dijo Justin, arrebatándome el teléfono.

-Hola nena, soy Justin- escuche que le contestaba pero no entendí qué- ¿podrías venir a buscarnos a la comisaría?- no hablo mientras que la perra le contestaba- Oh vamos linda. Por mi. Gracias hermosa- termino y corto el teléfono- de nada.

-Y con vos si quiso- dije cruzándome de brazos, mientras rodeaba los ojos.

-Es que a mi me amo, y a ti te odia.

-Cállate.

-¿Qué haremos hasta que venga?- pregunto Steve.

-Tengo una idea. Explíquenme cómo se les ocurrió una idea tan tonta- grité.

- Ustedes pidieron distracción, tuvimos que improvisar.

-Exactamente, les pedimos distracción, ¡no que nos trajeran a la cárcel!.

-Así, entonces cómo ellas terminaron en el auto también- señaló a las chicas.

-Oh es una historia muy divertida- comenzó Becka- por nuestro lado también intentamos hacer una distracción. Y digamos que agarramos la manguera, para que entre agua a la casa y sin querer puede ser que se descontrolo, y terminamos rompiendo una pared y mojando el patio.

-¿Y cómo no escuchamos?.

-Se estaban peleando.

De pronto la puerta de la comisaría se abrió y entró Tiffany por esta.

-Ahora quién tiene que salvarlos.

-¿Usted viene por ellos señorita?- preguntó el oficial.

-Sí, vamos al auto- nos dijo Tiffany y empezamos a caminar hacia la puerta.

-Perdón, ¿cuantos años tiene?.

-Diecisiete- dijo ella obvio.

-Señorita, usted es menor de edad, no puede conducir.

-¿Disculpe? Soy muy responsable con mi auto.- y cuando dijo eso, escuchamos un estruendoso ruido y pude ver como un auto traspaso la pared- creo que me olvide de poner el freno de mano- susurro. El oficial la miro enojado.

-Acompáñenme- obedecimos y los seguimos. Anduvimos por un pasillo largo y oscuro. Pude ver a algunos delincuentes, y el temor me invadió. Llegamos frente a una celda, nos abrió la puerta y entramos dentro.

-Tendrán que estar aquí hasta que su director los venga a buscar y pague la fianza. Lo llamaremos. Que se diviertan- dijo y se fue dejándonos solos.

-Miren lo que me pasa por venir a buscarlos- dijo Tiffany enojada.

-Deje de gritar- le contesté.

-¿Quién te crees tu para hablarme así?.

-Quién te crees tú.

-Eres una perra- me dijo con odio.

-Si, porque tu eres una santa- le contesté sarcástica.

-No se como deje que te quedaras en la residencia.

-Pues ya lo hiciste, no te puedes arrepentir.

Una chica en DeltaWhere stories live. Discover now