—Para ti nunca es suficiente. Eres como una sanguijuela. No sé qué más quieres de mí. Maldito el momento que acepte tu ayuda.

—Que rogaste, imploraste y suplicaste de rodillas mi ayuda querrás decir. —Lo corrige. Aidan se está acercando. Escucho sus pasos y su aroma lo siento más cerca. —Pero no tengo problema, no me sirves Chris si deseas puedo cobrarme lo que me debes ahora mismo contigo. Y ya los recargos me lo cobro con tus hijas, ya que no te da la vida para pagarme. —Amenaza, y estoy casi segura que escuché el sonido del seguro de una pistola quitarse.

—Mátame si quieres, pero no te metas con mi familia Aidan, o si no...

— ¿O si no que?...

—Aidan basta. Él está aquí por Madison no para arreglar sus deudas contigo Aidan. —Bufa Edwin.

—Tienes razón. Sánela. Haga que despierte y esté perfecta. Porque si algo le pasa a esa mujer, le aseguro que la seguridad de su familia es lo que menos le va a importar y el deseo de que lo mate es lo que me rogará.

Nuevamente nos vemos rodeados de un incómodo silencio acompañado de una tensión inquebrantable, pero no perduró por mucho porque tan solo un par de minutos después Aidan dice.

— ¿Y bien? ¿Qué tiene? —Indaga. — ¿No sabe? —Preciosa con frustración luego de unos segundos al no obtener respuesta.

— ¿Hace cuánto está así y que exactamente le estás suministrando? Es un simple suero o... —Pregunta Christopher al momento de tomar mi brazo.

—Ha pasado alrededor de una casi una hora ya. Y bueno, la cede porque aparentemente estaba sintiendo dolor. —Revela Edwin. ¿Estoy sedada? ¿Dolor? ¿Qué hora es? ¿Qué me ha pasado?

— ¿Esta es su sangre? Cuéntame lo que sucedió exactamente. —Pide y al momento siento suelta mi mano, y como una pieza fría de metal o algo similar se posa sobre mi pecho del lado izquierdo, cómo este se va deslizando poco por todo mi pecho y costado.

—No lo sabemos... Y sí, estuvo regurgitando antes de desmayarse. —Cuenta Edwin.

— ¿Qué le han inyectado en el cuello?

— ¿Por qué no le preguntas también que comió su madre cuando la tuvo? —Gruñe Aidan con evidente enojo. —Si lo supiera crees que te hubiera traído imbécil, estás aquí para que lo descubras y la sanes.

— ¿Y cómo se supone voy a saberlo? Necesito hacerle pruebas y aquí no tengo nada para trabajar. Debes llevarla al hospital. —Insiste al momento de alejar aparentemente el estetoscopio de mi cuerpo.

— ¡Solo nos has hecho perder tiempo valioso! —Gruñe Aidan.

—Espera, déjame quitarle la intravenosa. —Dice Christopher, y entonces siento como toma mi mano y me quita está con evidente profesionalismo y facilidad, no sentí dolor alguno.

De repente siento como alguien me alza en brazos, y casi al instante empiezo poco a poco a sentir una extraña sensación abrazarme todo mi cuerpo. Estoy despertado, no obstante el hormigueo que ha comenzado a recorrerme el cuerpo prontamente empieza a incomodarme, no me duele, pero sé que pronto estaré agonizando de dolor. Pequeñas punzadas, parecidas a la sensación de que alguien estuviese picándome constantemente con un lapicero en el mismo lugar, empiezan a concentrarse en mi cuello y estómago por lo que inevitablemente comienzo a sentir dolor e incomodidad.

Aún no puedo abrir los ojos, sin embargo débiles quejidos logro emitir de mis labios mientras trato de retorcerme.

— ¡Madison! ¡Madison! ¿Qué le pasa doctor? —Pregunta angustiado Aidan. Estoy en sus brazos.

ALÉJATE DE MÍWhere stories live. Discover now