Capítulo 49

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Llegar a Cádiz nos ha llevado dos días más. Los descansos han sido cortos y la marcha diligente, no solo debido a la poca cantidad de reservas para humanos y vampiros con las que contamos y a la gravedad de los heridos, sino también a la inquietud que nos ha dejado lo ocurrido. Somos conscientes de que, como Armen dijo, ahora Abdón tiene de su lado al grupo de impuros y repudiados que controla Darius, el vampiro más temido por los fundadores y quien intenta controlarme. No ha habido más sueños, ni tampoco han ocurrido ataques en el trayecto. Esto mantenía inquieto a Danko, pues comenzaba a creer que tal vez Darius había decidido atacar Cádiz aprovechando su ausencia. Sin embargo, mientras nos acercamos, todo parecen estar en orden. Bail, el quinto de los fundadores principales, se encuentra en las puertas de la muralla acompañado por un gran grupo de subalternos. Vienen a nuestro encuentro, pero principalmente al de Danko y Elina, quien aún continua en brazos de Rafael.

Ella tiene mejor aspecto, pero sin duda el sustituto no le ha sido de mucha ayuda después de la herida que sufrió y tampoco ha querido beber más sangre de Rafael. Pues, aunque él no quiera demostrarlo, también parece fatigado. Pen y Alain son quienes se muestran más cansados, sobre todo porque no han comido mucho. Anisa, Irina y Uriel están bien y son quienes se han mantenido vigilando y guiándonos a todos. Armen tampoco ha querido beber, a pesar de mi insistencia, no quiere debilitarme. Aunque es un alivio que ahora no tenga tan mal aspecto como la ocasión anterior.

Del enfrentamiento no se ha comentado mucho, pero Pen me ha dicho que tuvo que enfrentarse a Aquiles, que como Farah anunció, estaba con la gente de Abdón, así como un grupo de humanos que lucharon a su favor.

No ha sido un viaje sencillo, pero lo hemos conseguido, ahora estamos en Cádiz. Mientras nos abrimos paso noto que no solo se encuentra la guardia. Mires, Valencia y Nicola son algunos de los rostros que puedo distinguir entre los curiosos que se han reunido. También veo a mi padre y mi hermana que corren en mi dirección.

―¡Lleven a los heridos a la clínica y a los demás instálenlos en uno de los refugios! ―ordena Danko―. Que la guardia tome un descanso y repórtense más tarde.

Un par de subalternos repiten sus órdenes y rápidamente todos se ponen en movimiento.

―Hija. ―Desvío la mirada y miro a mi padre, justo antes de que me estreche con fuerza contra su pecho al mismo tiempo que Mai se une a nuestro abrazo. Es un alivio poder abrazarlos. Me fundo en su abrazo y me permito sonreír. Al ver a esas personas heridas, imaginé lo que les habría ocurrido de haber estado ahí. Sin duda, esa es una de las tantas cosas que tengo que agradecerle a Armen―. ¿Estás bien? ―inquiere apartándose ligeramente―. ¡Dios! Mírate, estás pálida ―murmura observándome de pies a cabeza, buscando algún indicio de heridas.

―Estoy bien, papá ―aseguro dedicándole una ligera sonrisa. Suspira aliviado y de nuevo me abraza.

―Me alegro de que estés a salvo. ―se opuso a que fuera, pero sabía que no podría detenerme y en parte, también estaba preocupado por las personas de Jericó, por lo que también se ofreció a acompañarnos. Jamás habría permitido que él o Mai hubieran ido.

―¿Qué les ha pasado? ―pregunta Mai señalando a los mayores. Quienes ahora tienen los ojos cubiertos por improvisadas vendas, tal como lo sugirió Irina, para evitar alterar más a las personas de la ciudad al ver lo que les ha ocurrido.

―Es un poco complicado, Mai ―digo mirando a mi padre que asiente con la cabeza. Se ha dado cuenta y me mira con preocupación.

―Gema. ―Armen se acerca a mí, dedicándole una inclinación en forma de saludo a mi padre―. Señor. ―Esta es una de las pocas ocasiones en las que han estado cara a cara, y al parecer mi padre sigue teniendo recelo hacia él pues ni siquiera lo mira. ¿Qué dirá cuando le cuente lo que he decidido?

La donante (#1 ) *Resubida*Where stories live. Discover now