CAPÍTULO 12. Retención.

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Me aplico la última capa de brillo de labios y le dedico una sonrisa a Liana. Me sonríe y eleva el pulgar hacia arriba.

-Guapísima.

-Vale-Inhalo oxígeno nerviosa.- ¿Tienes claro el plan, verdad?

-No te preocupes.

-Si algo sale mal... Sabes a donde tienes que ir. Sería cuestión de tiempo que terminaran por relacionarte del todo.

-Que sí. Baja ya y suerte.

Bajo del Volvo de Liana y espero a que desaparezca del callejón para encaminar hacia el edificio abandonado donde Christian tiene su loft. Estoy nerviosa, muy nerviosa. No sé con exactitud lo que pasará, si funcionará o será tan listo de no picar. Si yo no me fío de él... ¿Quién me garantiza que él sí se fía de mí?

A Liana se le ocurrió ponerme un conjunto que suele poner de vuelta y media a todos los tíos. Nunca falla.

Entro en el edificio.

Subo en el ascensor y espero a que la pesada cabina llegue a su destino. Mis nervios aumentan de tal manera que me entran unas repentinas ganas de ir al baño.

Cuando llego y la puerta se abre lo veo. Sentado sobre el suelo, pintando. No lleva camiseta, solo unos vaqueros viejos y desgastados.

Los músculos de su espalda están bien definidos. Gira ligeramente la cabeza y me mira a los ojos.

Se pone en pie, dejando la paleta llena de pintura en el suelo, justo al lado del pincel. No veo el cuadro puesto que está de cara al techo.

Camina hacia mí mostrándome un impecable surco de abdominales en su torso, arrebatándome la respiración con cada paso, subiéndome la temperatura con su penetrante mirada.

-Hola.-Digo.

-Hey.

-No pareces sorprendido de verme aquí.-Digo casi atragantándome.

-Nunca te dije que no vinieras.

Me deja muda de pronto. ¿Pretendía que volviera a venir?... Sea como sea, sabía que acabaría presentándome allí.

-Ehh...

-Pero, por curiosidad, ¿Qué haces aquí?

-¿Yo?

Vale, soy más tonta que el zapato de Liana.

-No. Yo.-Su expresión es dura y muestra impaciencia. -¿Quién si no?

-Yo... Bueno tú... No sé.

-¿No sabes?-Se cruza de brazos y marca aún más sus pectorales bien definidos. -¿Has venido a reírte de mí, Leah?

Niego con la cabeza y me doy cuenta de que estoy demasiado nerviosa como para que el plan salga bien. Odio tener un guión en mi vida. Yo soy más de improvisar.

-Es que... Cuando me trajiste aquí me sentí bien y... Solo buscaba sentirme bien otra vez-Olé, siento orgullo de mí misma.- Ya me voy.

Me detiene y tira de mí hacia el centro de su loft.

Coge la camiseta que está sobre la cama y se la pone con agilidad. Coge su teléfono móvil y antes de metérselo en el bolsillo lo revisa con el ceño fruncido.

-¿Te ha pasado algo?-Pregunta cogiendo su cazadora negra del perchero que tiene cerca del ascensor.

-Lucas. Mi amigo... Quiero saber si está bien y...

-Yo eso no lo sé.

-Tú trabajas para la C.R.E...

-Viniste porque querías saber sobre tu amigo no para sentirte bien.

Spectrum ©Where stories live. Discover now