CAPÍTULO 6. Posesión.

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El agente me mira con los ojos muy abiertos, sorprendido al ver que no había nadie en la habitación, algo que no se esperaba.

-¿Tu novio no está aquí?- pregunta con una media sonrisa.

-Estás podrido por dentro- le espeto. - Voy a acabar pensando que estás obsesionado conmigo.

Deja de sonreír y baja el arma. Un joven agente de policía entra en la habitación y se nos queda mirando.

-Jefe- dice sumiso,- En esta casa no hay nadie. No es que haya muchos lugares para esconderse...

Christian se queda callado durante largos segundos.

-Bien... Marchaos, yo me quedaré por si acaso.

-Como mande.

El policía se da media vuelta y se marcha. A los pocos minutos, los coches de policía desaparecen, todos menos una moto negra que aún sigue aparcada frente a mi casa.

-Quiero que te vayas de mi casa. Déjame tranquila de una vez, ya no me meteré en más líos.

Hace que no me escucha. Se acerca a la puerta de mi habitación, la cual se había cargado. No le cuesta mucho ponerla en pie.

-¿Dónde tenéis las herramientas?.- Pregunta. -Voy arreglarla. Soy bastante mañoso, quedará como nueva.

-¡Estupendo!- exclamo. - Ahora lárgate.

-Crees que soy un asesino- apoya la puerta cuidadosamente sobre la pared,- pero solo hago mi trabajo. Mi deber es proteger, incluso a ti... Por muy mal que me caigas.

Se quita la cazadora y la deja sobre la cama. De forma sutil miro al espejo y veo el reflejo del Espectro mirando a Christian Mason con rabia contenida.

-Antes me has mentido, Leah. Crees que soy tonto y tienes todo el derecho a creerlo, pero... Me han mentido tanto que ya cojo las mentiras incluso antes de que me las intenten colar.- Vuelve a acercarse a la puerta y la coge entre sus manos con los ojos clavados en las bisagras.- Sé perfectamente que has ayudado a uno de ellos hoy. Solo quiero saber una cosa...

Me cruzo de brazos y alzo una ceja esperando su pregunta.

-¿Te amenazó?

-Piensa lo que quieras. Yo no miento, no soy como tú.

Saca una navaja multiusos del bolsillo de sus vaqueros, ¿Quién lleva una navaja multiusos en el bolsillo?, y se dispone a arreglar la puerta que él mismo había roto.

-¿Crees que te he mentido? No te he hablado sobre mí, de hecho, no me conoces en absoluto.

El miedo a que el agente Christian Mason descubra al Espectro se incrementa con cada segundo que él pasa en mi casa. Es como si los oliera.

Los músculos se le marcan notablemente con cada tuerca que aprieta. Está callado, inmerso en arreglar la puerta, pero no creo que haya perdido el norte, seguro está atento a todo: a mis movimientos, a la mosca que me pone aún más nerviosa... Igual no se iba hasta que no consiga sacarme algo.

-¿Te irás cuando arregles la puerta?- pregunto con un suspiro cansado.

Aparta los ojos de las bisagras de la puerta para mirarme con una sonrisa casi inofensiva e inocente.

Cuando la puerta está en su lugar, perfectamente ajustada y arreglada en tiempo récord, se acerca a la cama para coger su cazadora. Pero cuando la coge, sus ojos se quedan clavados en el espejo donde se ve reflejado el Espectro. Deja caer su chaqueta y, sin éxito, intenta coger su arma.

Lo que pasa a continuación es demasiado extraño y antinatural como para poder describirlo. Christian se convulsiona violentamente justo en el mismo lugar donde se había parado, sus ojos están en blanco y en el espejo... En el espejo no es él quien está reflejado.

El fuerte cuerpo de Christian Mason cesa las convulsiones. Su rostro prácticamente carece de expresión.

-No te asustes- dice.- Este cuerpo no sufrirá ningún daño, aunque lo merezca.

-Pero...¿Qué es lo que acaba de pasar?

-He poseído su cuerpo... Es curioso ¿verdad? Si os tocamos sufrimos un dolor inimaginable, pero podemos poseeros.

Mi boca se queda entreabierta ante lo que acababa de pasar. Miro al agente o al cuerpo del agente y acto seguido miro al espejo. En el lugar donde Christian debe estar reflejado, está el Espectro.

-Su cerebro es complejo- dice con voz queda,- sus emociones inestables y su voluntad fuerte. Es un hombre con un alto grado de peligrosidad.

-¿Es malo?

Niega con la cabeza.

-No hay que ser necesariamente malo para ser peligroso.

Me acerco de manera cauta y precavida hacia él. Poso mi dedo índice sobre la punta de su nariz, comprobando si mi contacto vuelve a hacerle el mismo daño que le hizo antes, cuando lo toqué en el baño. Esta vez mi contacto no le hace daño, solo lo hace sonreír.

-¿Sabe él... Que estás ahí dentro?

Niega suavemente con la cabeza.

-Está dormido. Si lo mantuviera despierto... Sufriría. Yo puedo detenerme en cada recuerdo, a veces sin quererlo... Si fuera consciente de ello, podría volverse loco.

Siento una repentina pena innecesaria por Christian. No me cae bien, pero... No podía evitar sentir compasión.

-Déjalo, por favor.- Le pido sin mirarlo a la cara.

-Saldré de él esta noche, en su casa. Estará dormido durante horas.

Coge la cazadora que se le había caído al agente en el momento en que sufría las convulsiones. Antes de salir de la habitación, se detiene y me mira con una sonrisa.

-Me llamo Aer.

Spectrum ©Where stories live. Discover now