Bebidas Energéticas

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—Te dije que no podíamos dejarlos solos... —dijo Capricornio ya algo exhausto. Eran las dos de la mañana cuando Virgo y él escucharon demasiado ruidos sospechosos provenientes de uno de los pisos. Para ser más precisos, unos gritos de un chico enfurecido y un jarrón al romperse, por lo cual no les quedaba más remedio que ir a echar un vistazo.

Virgo fue el primero en llamar a la puerta.

—¡Te dije que no tocaras mis videojuegos! —ambos signos de tierra oyeron a través de la puerta a un furioso Aries. Qué sutil bienvenida.

—¡Abran la puerta! —gritó Virgo con fuerza. Él debía dormir, sino todos estarían obligados a aguantar su mal carácter.

Capricornio tomó el pestillo con ambas manos e intentó forzar la puerta, mientras los gritos no cesaban y sobresalía la extraña y ruidosa risa de Sagitario por encima de todo el bullicio.

—¡Weón, abran! —golpeó impaciente Capricornio luego de soltar el cerrojo.

—Yo me encargo... —y al primer intento, Escorpio, quien se acababa de despertar por tanto escándalo, abrió la puerta de un empujón. Los signos de fuego se quedaron quietos a mitad de su pelea frente a la acción de Escorpio, dirigiéndole la mirada.

Leo boca abajo en el suelo, Aries sentado en su espalda jalándole de su sudadera y Sagitario, con una cámara que sacó de quién sabe dónde, posiblemente grabando todo.

—Yo, eh... puedo explicarlo —respondió Aries, haciendo una pausa a sus movimientos. Se quedó callado. No por ver a Virgo o Capricornio que le miraban fulminantes, sino por la presencia del signo de agua. No era muy bueno meterse con él que digamos.

—¿Van a parar? —habló Escorpio con su voz firme de siempre.

—¡Pero si fue algo divertido! —se quejó Sagitario entre risas.

—¡Suéltame! —se sacudió Leo debajo de Aries, quien recién recordó que tenía sujeto la sudadera de su amigo. Lo soltó.

—Tú no te metas, Sagitario. No haces más que motivarlos a que discutan —regañó Capricornio. Si todo seguía así como iba, tendría que tomarse otras vacaciones de los once signos con los que tenía que lidiar a diario para mantenerse cuerdo.

—Aries, ven aquí —señaló Escorpio. El chico de fuego obedeció sin remedio, poniéndose de pie y acercándosele. Escorpio usó su altura a su favor, y lo alzó del cuello de la sudadera que llevaba hasta hacerlo separar sus pies del suelo. Aries no tardó mucho en comenzar a agitarse en el aire en señal de protesta.

—¡Conchetumare! ¡Bájame! —pataleó como pudo.

—¿Qué sucede ahora...? —Cáncer y Piscis se asomaron por la puerta, restregándose los ojos del sueño. Por lo menos ellos sí habían podido dormir un poco.

—Ya sabes. Si no son éstos, son los de aire —se quejó Virgo encogido de hombros, especulando en voz alta.

Digamos que la discusión de Escorpio y Aries duró hasta que los pies del signo de fuego pudieron tocar suelo firme nuevamente.

—¿Y ahora dejarán dormir?

—¡No si el vuelve a tocar mis videojuegos! —Aries señaló a Leo, quien puso expresión de disgusto de inmediato.

—¡Que yo ni los toqué, estaba durmiendo! —se defendió el chico acusado, poniéndose de pie.

—Ah, claro. Entonces se mueven por arte de magia.

—¡Tú eres el que los deja en mi habitación, obviamente debo sacarlos de alguna manera!

—Para algo tienes boquita, fácilmente me puedes llamar —Aries respondía cada vez de una forma más cortante e indiferente.

—Mira tú, como si el molesto Aries hiciera eso de todos modos.

—¿Crees que no lo haría? Son mis videojuegos, imbécil.

—Esto se está poniendo bueno... —susurró Sagitario apuntando nuevamente la cámara hacia sus amigos. Sagitario es de esa clase de personas que les gusta grabar de todo.

—¡Ya córtenla! —todos se quedaron mudos de nuevo. En serio le tenían cierto miedo a un escorpión enojado.

Y así sin más, el signo de agua se fue molesto a su piso sin saber ya qué hacer, mientras que Piscis y Cáncer lo siguieron un tanto asustados. Los signos de tierra se iban a marchar también, cuando escuchan un bostezo y una voz diferente.

—Leo, ¿cuánto te falta ya? —apareció un Géminis medio dormido saliendo de la habitación de Leo. La mirada de todos viajó a él.

—¿Y tú qué haces aquí? —dijeron ambos signos de tierra al unísono, mientras que los de fuego sólo lo observaban expectantes. El infantil signo de aire miró a todos por un segundo, como si no los hubiera visto al salir de la habitación desde un principio.

—¿Yo? —se señaló- vine porque Leo-

—¡Cállate! —le gritó Leo exaltándolo un poco.

—¿Alguien dijo "cállate"? —se asomó Acuario desde la cocina con total normalidad.

Capricornio y Virgo sólo miraban en silencio.

—¡Yo quiero decirlo ahora! —Sagitario alzó la mano, y entonó un poco su garganta— ¡Oh! ¿Y tú qué haces aquí? —dijo de una manera un tanto sobreactuada, a lo que Aries rio un poco.

—Vine a llevarme las latas de bebidas energéticas que se me quedaron.

—¿Bebidas energéticas? —dijeron Leo y Aries al unísono, mirándolo con total extrañeza.

—Las latas que quedaron de las bebidas energéticas que vacié en sus bebidas, dah —Acuario agitó la mano en un acto bastante obvio, como si lo que dijese fuera de lo más lógico.

—Otra vez, ¡¿Bebidas energéticas?! —exclamó Capricornio. Se apretó el tronco de la nariz con una de sus manos. Estaba estresado.

—No sé ustedes, pero yo detesto el silencio, y éstos saben arreglar ese problema si tienen energía —señaló a los signos de fuego aquel extraño chico de aire. Retrocedió a la cocina, y salió con una bolsa de basura enorme entre sus manos. Silbando, salió del piso de los chicos de fuego bajo la mirada de todos. Leo agitó la cabeza, tratando de espantar la confusión de sus pensamientos, y fingió un bostezo.

—Lo siento chicos, yo necesito irme a dormir.

—Sí, ajá. Dormir —lo miró Sagitario con las cejas alzadas, y Leo sólo respondió con una mala mirada. Sagitario era el único que sabía que Leo invitaba a Géminis a pijamadas improvisadas con frecuencia, puesto que era un secreto.

Aries se dirigió a la puerta en donde estaban los signos de tierra de brazos cruzados. Iba con intenciones de disculparse de malas ganas, pero Virgo y Capricornio se dieron media vuelta, marchándose. Aries les enseñó el dedo del medio a sus espaldas y cerró la puerta de un portazo.

~o~

—¿Te imaginas que Tauro siga dormido? Sería algo demasiado extraño —bromeó Virgo con sarcasmo.

—No olvides a Libra, él sí que debe estar despierto —respondió Capricornio, siguiéndole el juego.

Ambos rieron un poco. Por fin iban a descansar lo que les quedaba de noche, que igual no era tan poco. Entraron a su piso, tratando de hacer el menor ruido posible por si Tauro estaba dormido, y se fue cada quien a su cuarto a dormir.

O eso intentaron.

—¡Señor, ya traje su pizza de peperonni! —llamó alguien a la puerta. Tauro gritó alegre desde su habitación y corrió a la entrada a recibir la orden.

No pasaron ni dos minutos cuando volvieron a llamar a la puerta, esta vez por una orden de comida china... y luego por una hamburguesa.

—¡Tauro, queremos dormir de una maldita vez!

Microhistorias del Zodiaco (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora