Capítulo treinta y uno.

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25 de Octubre de 2013.

Cassie me ayuda a llenar los formularios correspondientes para el apartamento qué quiero rentar, ella dice que es fácil y que la zona es segura. Ella debe saber como manejarse en una ciudad como New York.

—Te puedes seguir quedando conmigo, no es ninguna molestia para mi —dice Cassie, hace un lado los papeles.

— ¿En serio, Cassie? Necesitas privacidad, necesitas vivir tu soltería y no estar conmigo todo el tiempo —la regaño.

—No necesito vivir mi soltería, lo que necesito es olvidar de que existe Isaiah Wallace —contradice.

Me fijo que la niña este durmiendo en su portabebes para después fijar mi vista en el cuadro familiar qué tiene Cassie en su sala. Su familia es hermosa, por lo que puedo ver ella sé parece a su padre y su hermana a su madre, una linda familia.

—No, debes seguir. ¿No dices que Isaiah esta con otra chica?

Cassie se sonroja, sus ojos lucen culpables, lo que no entiendo.

— ¿Viste a Isaiah con otra chica?

—Digamos qué no, técnicamente mi mamá sé topo con él en el supermercado pero estaba acompañado de una linda rubia —rueda los ojos—, lo que quiere decir que sale con una.

Quiero reír, no se si es porque Cassie no ata bien los cabos o porque Isaiah no esta saliendo con nadie. No se a cual de los dos quiero golpear por necios y orgullosos.

—O puede que sea una amiga suya —murmuro.

—Isaiah no tiene amigas rubias.

— ¿Las conoces a todas?

Cassie muerde su labio inferior, niega.

—Entonces no te dejes guiar por lo que las personas digan, Cassie.

—De todos modos, esta bien que él salga con otra. No voy a negar que se merece eso y más...

Solo niego, no voy a pelear con Cassandra porque se que ella no me hará caso al fin de en cuentas; Cassandra siempre verá lo malo que hay en ella o en las personas.

—Sólo se feliz y lo demás déjalo para el final —digo, recordando la frase qué mi madre solía decir.



28 de Octubre de 2013.

Le sonrió al hombre enfrente de mi, él me devuelve la sonrisa mostrándome sus perfectos dientes blancos. A lo que me pregunto yo es que cuanto le costó esa sonrisa de revista.

— ¿Por qué no terminaste la universidad?  —pregunta, sonriendo por lo bajo.

—Estaba embarazada y en ese tiempo quería tiempo con mi hija y mi ex prometido  —sonrió.

— ¿Ya no están juntos?

Mantengo mí sonrisa en mi rostro pero aun así tengo ganas de quitarla y gritarle al hombre de traje qué no le importa. Pero no lo hago, solo lo miro a los ojos antes de que diga algo vergonzoso o le suelte lo que en verdad quiero decir.

—Pense que íbamos hablar sobre si califico para este puesto, no de mi vida privada —digo con fingida amabilidad.

— ¿Te estoy poniendo nerviosa con ese tema? Lo siento, no es mi intención hacerlo.

—No, es solo que estoy interesada en el trabajo y no en hablar sobre mi vida privada a las demás personas.

El hombre de traje sonríe, como si fuera auténtico lo que acabo de decir.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora