Capítulo veinte

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12 de Julio de 2013.

Doy clic en enviar y sonrió cuando veo que se ha enviado. Ahora si puedo celebrar mi salida de la universidad y de ahí hasta que las vacaciones terminen. Ojala que no terminen, me merezco unos cuantos meses de descanso.

Alejo la portátil de mis piernas, sonrió cuando siento las manos de Colín en mis hombros haciendo que me vaya recostando poco a poco en la cama. Lo hago riendo, sus manos van hacia mi vientre abultado levantando mi blusa de color negro, lo que mas me divierte de toda esta situación es que Colín no lo esta haciendo para buscar sexo sino porque quiere sentir al bebé ahora que ha estado en movimiento.

Colín cree que el bebé pateara en cualquier instante y no quiere perderse de ese momento.

- ¿Crees que se mueva ahora? -me pregunta, sus labios posando en mi vientre.

Lo miro, hay algo en esta escena que me produce alegría.

-No lo se, no creó que patee ahora, Colín.

Colín me mira de reojo, hace una mueca y vuelve a posar sus labios en mi vientre. Rio al sentir su barba de dos días raspar mi piel.

-Deja de hacer eso.

- ¿Hacer que?

-De pasar tu barba a mi piel -me quejo, trato de levantarme pero no lo consigo. Colín hizo que me acostara, pone su cara en mi vientre lo que hace que deje de intentar levantarme.

Observo a Colín con tranquilidad, veo como él cierra sus ojos y sonríe. Una pequeña lágrima sale de su ojo, el pequeño se ha movido y con eso le ha puesto una sonrisa a Colín. Una sonrisa se desliza lentamente en mi rostro.

Hay algo en Colín que me hace pensar sobre él siendo mi ángel guardián. Se me hace imposible que él haya sufrido, las sonrisas que él siempre me da, las bromas con los chicos y la forma de contestar a sus fans y a los fotógrafos, es imposible pensar que él haya pasado cosas duras. Pero hay algo que me dice que él ha sufrido y que nunca se ha dejado ver a nadie lastimado.

-Hola cielo, ¿puedes seguir moviéndote? Juro que cuando te cargue te voy a amar más que a mi mismo, te cuidare y te diré a cada momento que eres la luz de mi vida. Te amo y aun no nos hemos conocido, te estoy esperando con tanto amor, pequeña.

Me sorprendo como la pequeña se mueve, Colín sonríe y pone su rostro en mi vientre. Me mira a los ojos, lo miro a él y me doy cuenta de que Colín le ha pasado algo. Entonces los recuerdos cuando fui a la casa de sus padres y cuando lo escuche cantar... ¿qué le pasó a Colín?

-Cuando cantaste esa canción en la casa de tus padres, ¿por qué me dijiste eso? -le pregunto, sin darme cuenta de las palabras que han salido de mis labios.

La sonrisa de Colín se borra, sus ojos pierden el brillo y puedo notar como se aparta de mi.

-Esta vida es difícil, Whitney.

-Eso lo se, pero lo que no entiendo es porque...

-Mi padre no es el padre de Corey, mi padre es un imbécil que trató mal a mi madre y hizo todo lo posible para humillarla. Mi padre fue conmigo un monstruo, siempre decía que no era su hijo y que mi madre era una zorra.

» ¿Qué clase de padre le dice eso a su hijo? Ninguno, o al menos no un buen padre.

Me siento en la cama, lo observo desde el otro lado de la habitación. Mis ojos pican por las lágrimas en ellos, siento que debo decirle algo pero no encuentro las palabras. Mi infancia no fue tan mala, lo que fue mala fue la experiencias de la noche y no poder decirle a tu madre que alguien estaba ahí vigilando tus pasos, vigilando que mantuvieras la boca cerrada.
-Ella no va sufrir por eso, Whitney -dice Colín-. No voy a dejar que esa pequeña sufra por un idiota, me vale si no soy su verdadero padre, ella siempre sera mi hija.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora