Ya No Soy Tu Niña (Harry Styles)

Capítulo 14 parte II

El momento mas solitario de la vida de alguien es cuando esta viendo como su mundo se desmorona y lo unico que puede hacer es mirar fijamente. "

Narra Mackenzie:

Todo quedó en silencio durante varios minutos.

El mando del televisor se había escurrido de sus dedos.

Tenia la mirada perdida. Sus labios estaban fruncidos y su respiración era pesada.

Yo sabía que esto no terminaría bien.

Mi piernas se sentian de gelatina. Iba a ponerme a hiperventilar en cualquier momento.

-Harry. -murmuró. -Di algo.

Le miro con ojos grandes. Temo demasiado su reacción.

Parpadea repetidas veces y me mira como si acabara de notar que estaba allí.

-Tienes que estar de jodida broma.

Mi corazón tartamudea.

El tono de su voz es alto, grave, frío y distante. Su mandíbula esta apretada hasta casi parecer doloroso y sus manos están cerradas en puños.

Quiero que la tierra se abra y me trague. Ahora. En este momento.
No quiero ver esto.

-Harry... -mi voz vuelve a romperse y pronto nuevas lágrimas queman mis mejillas.

Su expresión se vuelve más fría, más peligrosa.

Me mira como si me hubiera convertido en algo asqueroso y nauseabundo.

Mi estómago se llena de nudos.

-¡¿Donde coño tienes la maldita cabeza?! -su voz estalla y vuelve rota y grave.

Me asusto y retrocedo varios metros. Estoy temblando como un hoja y mi pulso sigue siendo demasiado rápido.

Salta del sofá con ferocidad. Sus manos cerradas están temblando a sus costados.

-¡¿Quieres atraparme, eh?!

Sus gritos son demasiado graves, demasiado rajados.

Mis ojos se desbordan de lágrimas otra vez y mis piernas se ponen a temblar demasiado. Tanto que temo caerme.

Cualquiera que me viera diría que estoy terriblemente asustada. Porque lo estoy.

-¡¿Quieres destrozarme la vida, niñata caprichosa?! ¡Solo quise sexo, joder! ¡Solo sexo! -y de repente le da una patada brutal a la mesita de café.

La mesa cede y se destroza.
Pedazos de madera oscura saltan hacia mí y me arañan las piernas.

Cierro los ojos con fuerza. Espero un golpe. Es lo único que le falta para acabar de hundirme.

Pegame pero deja de decir esas cosas...

-¡Mírame, mírame! -grita.