Ya No Soy Tu Niña (Harry Styles)

Capitulo 22

"Tú y yo, contra el mundo, y mucho mas."

Tia Anne parpadea frenéticamente.

–¿Sex... Sexo? –dice tía Anne con esfuerzo.

Harry sigue escondido en mi cuello. Siento su sonrisa contra mi cuello.

–Si, madre. –responde él. –Pero no es como tú crees.

Él por fin sale de mi cuello, y las encara.

Ellas se quedan paralizadas de nuevo.

–¿Como has podido hacerlo? –dice Gemma. –¿Cómo?

–Repito que no es como estáis pensado. –dice con tranquilidad.

Mi madre arruga el gesto.

–Te conocemos de sobra, Harry. –escupe mi madre. –Para ti ninguna es diferente. Tratas a todas igual; como cámaras de usar y tirar.

Él niega con la cabeza con determinación.

–Con ella no, Ella. Tú que tanto me conoces deberías saber lo que ella significa para mí.

–Sabía lo que ella significaba para ti ayer. Hoy sin embargo... No tengo idea alguna. –dice con amargura.

Él baja la mirada hacia mí.

–La quiero, Ella. La amo. –dice mirandome. –¿Te sirve eso?

Sonrió como una idiota.

–¿La quieres, realmente? –espeta. –¿O solo crees que la quieres?

Harry suelta un resoplido molesto.

–Quererla es lo único que tengo claro.

–Pues yo no lo tengo tan claro. Sé los trucos que usan los chicos para llevarse a las chicas a la cama.

La mandíbula de Harry se tensa. Sus ojos se enfrían.

–¿En serio, de verdad? –pregunta incrédulo. –¿Esa opinión tienes de mí?

La expresión de mi madre cae.

–¿De verdad crees que yo...? –exclama.

Mi madre se queda congelada.

–He querido a tu hija con todo mi corazón durante toda mi vida. He cuidado de ella. –dice con rabia. –¿Y de verdad tú puedes siquiera pensar algo así?

Ella traga duro.

–¡A todos os parecía muy bien que la quisiera! –grita. –¿Y ahora no podéis soportar que quiera de otra forma?

–Tienes que entender que es fuerte asimilar algo así, Harry. –dice Gemma con dureza.

–¿Cual es el problema, eh? La quiero, me quiere, nos queremos. ¿Que tiene de malo?

Ellas se quedan en blanco.

–Pues... –empieza tía Anne. –Eh...

Harry se ríe entre dientes.

–No tenéis nada. –dice con aire de suficiencia.

Tía Anne frunce los labios.

–Ella es una menor de edad.

Nos miramos con complicidad, y rompemos a reír.

–Si no te acuerdas, ella acaba de cumplir dieciocho años, madre. –dice aún riendo.