Ya No Soy Tu Niña (Harry Styles)

Capítulo 7

"Llorar hasta que no queden lágrimas y empezar a desgastar la sonrisa"

Narra Harry:

Estoy acostado en la cama, con los ojos cerrados, fingiendo que duermo.

La culpa esta en su punto álgido y empieza a aplastarme.
La vergüenza también a venido a verme y esta haciendo de las suyas.

Los recuerdos de anoche son demasiado sucios, demasiado carnales, demasiado lascivos. Aún recuerdo sus gemidos mientras se venía en mi polla. Por Dios, nunca pensé que esto fuera a suceder.

¡La cogí en brazos cuando nació! Nunca podria ni imaginar que acabaríamos de esta forma.

Y lo peor es, lo muchísimo que me gustó. Fue algo delirante.
Tenerla allí, entre mis piernas, tan inocente, y gimiendo mi nombre.
Y peor que eso, es que quiero volverlo hacer. Mucho. Muchísimo.
Quiero hacerla todo tipo de cosas sucias, quiero azotarla... Quiero comerla. Quiero tantas cosas que me abruma.

En ese instante, mi teléfono empieza a sonar.
Cuando miro la pantalla palidezco.

-¿Tía Ella? -digo con inseguridad.
-¡Oh, Harry, mi niño! -exclama. -¿Como estas?

Mi pecho se contrae. La culpa me está matando.
Ella confia tanto en mi. Piensa que soy un buen ajemplo para Mackenzie y que la cuido como si fuera mi hermana.
Ella ni siquiera imagina lo que yo hice anoche con su hija de diecisiete años en mi sofá.

-Em... Bien, perfecto. -digo tratando de sonar normal.
-¿Y cómo está mi niña? -pregunta con dulzura.

Llena de chupetones.

-Estupendamente.
-Eso seguro cariño, yo sé que tú la cuidas.

Me muerdo el labio con rabia.

-Si, bueno...
-¿Lo pasáis bien?

Tu no sabes cuánto... No te das una idea.

-Si, si... Genial. -dije apretando los dientes. -¿Y vosotros?
-¡Oh, cielo, esto es mejor de lo que imaginaba!
-Me alegro muchísimo, tía Ella. -y lo hago de verdad. -¿Mi mama como está?
-Feliz, y guapísima. Esta cogiendo un color precioso.
-Magnífico.
-¿Te pasa algo cielo? -pregunta preocupada.
-Nada, tía, no me pasa nada.
-Estas un poco serio... ¿paso algo?
-¡No, de verdad, todo está perfecto! -digo fingiendo un entusiasmo que no siento.
-¿Mack se está portando mal?
-No, ella se porta estupendamente.
-Si te desobedece puedes castigarla, ya lo sabes.

Oh, tu no sabes que castigos más ricos que la aplicó...

-Um... Si. Pero aún no hizo falta.
-¡Pues me alegro!
-Tía Ella, tengo que desayunar, después hablamos, ¿de acuerdo?
-Claro, cielo, no me di cuenta de la diferencia horaria.
-No pasa nada.
-Bueno, hasta más tarde entonces.
-Chao. -Y colgué.

Narra Mackenzie:

Cuando me levanto de la cama, las agujetas me paralizan todo el cuerpo. Con un siseo de dolor, camino hacia al espejo.
En cuento me miro, me asusto.

Tengo un mapa del tesoro en el cuerpo. Chupetones como puños me cubren entera.
El estómago, el bajo vientre, los muslos, incluso uno pequeño en la mandíbula, y sobre todo los pechos y el cuello.
Hay algunos tan grandes y morados que incluso duelen.

¿Como voy a cubrir todo esto? La única respuesta que se me viene a la cabeza es un burca.

Me pongo unos pantalones cortos y un top y cojo la toalla.