-Vale, me quedo claro. –Se escondió bajo su flequillo, mientras Jellal le miraba con su mirada oscura por culpa de aquel perfume que lo había vuelto loco, con ansias de morder su oreja y lamer su cuello y oírla gemir ahí mismo. Sonreía al verla así para luego retar con su mirada a Cobra quien no había perdido detalle de su acercamiento y del total abuso de poder de Jellal.

-¿Tu eres de esos? –Con su pregunta hizo que Jellal volviera a mirarla dejando a Cobra de lado.

-Tú qué piensas. –Ella asintió. -¿te gustaría hacerlo conmigo y mañana volvemos a ser maestro y alumna? -Ella lo miró divertida.

-Perdón pero creo que se te escapa el invitarme a cenar primero y luego pedirme matrimonio. –Dijo tocándole la mano.

-Ya veo... solo un único hombre ee. –se acercó. –Creo que podríamos cambiar eso. –Ella negó. -¿quieres comprobarlo?

-Boxeador, eres un verdadero salido ya te he dicho que tienes que hacer para llevarme al lecho. –sonrió y a Jellal le gustó que ella le pusiera ese reto.

-Acabas de admitir que si hago eso te casaras conmigo. –Ella se sorprendió. –Quieres que sea todo tuyo ee –Sonrió orgulloso y con cierta soberbia.

-Eres tu el que no para de decirme que quiere hacerlo conmigo. –Le señalo.

-Eres tu quien me da posibilidades, además soy irresistible. -Con sus manos hizo una señal para que mirasen su cuerpo. -Soy el mejor que podrás ver, ademas yo nunca decepciono. Lo pasaremos muuuy bien...

-Y tienes que añadir que eres una persona con mucho ego. –El asintió orgulloso, le gustaba que se notase su ego.

-Eso es lo que hace que me vean con esa mirada de macho alfa y pobre del que toque a una mujer que le haya echado el ojo. –Enseguida miró a Cobra que ya estaba ocupado y volvió su mirada hacía Erza quien estaba sonriendo de forma muy irresistible, estaba divertida.

- ¿Me estás diciendo que soy tuya? –Jellal asintió y además dejo su forma divertida para hacerlo de forma seria y sincera. –Se puede saber... ¿Dónde está mi cena?

-Después de la cena te puedo follar... -Ella negó ruborizada. –Vaya, al final no me quedara otra que violarte.

-Pues dime la hora y día, -Él se sorprendió. -puede que no me vaya bien cuando vengas.

-Demasiado ordenada. –Chasqueo su lengua y se tiro para atrás con la silla. –En cuanto te vuelvas a poner ese camisón, dejaras de ser virgen.

-Entonces me pondré mi pijama normal. –Se retaron con la mirada.

-Eres la mujer más... -Cobra le dio un golpe a la mesa y dejo el vaso.

-¿De que habláis? –A Jellal le cortó bastante el rollo.

-Nada, solo de cómo pasar una noche divertida entre los dos. –Dijo un Jellal con un sonrisa picara.

-Vaya... -Cobra sonrió un poco mosqueado.

-No malinterpretes. –dijo Erza un poco avergonzada.

-hazlo y así aciertas. –Jellal bebió del vaso que le había dejado a Erza. –Te enviare hora y día, espero no pillarte ocupada. –Enseguida recibió un pequeño golpe por parte de la pelirroja quien sonreía divertida.

-No sin antes yo enviarte una lista con mis restaurantes favoritos. –Se miraron retándose.

-Vaya, puedes enviármela a mi también. –Erza negó divertida y a Jellal casi le da algo.

-Si la cena con él va mal, entonces tendrás una oportunidad. –Cobra miró a Jellal y asintió, como aceptando la propuesta.

-Chaval, ya te estás largando. Yo nunca la cago. –Entonces Cobra empezó a reírse como un loco.

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