Agnese subió y sobre  la mesa la esperaba un buen plato de comida. Disfrutó cada bocado de aquel delicioso cordero asado que olía muy bien. No estaba bien cocido pero no le importó. Era importante que empezara a acostumbrarse al sabor de la sangre. Los trozos de carne se deshacían con placer en la boca de la hambrienta muchacha.

Jola, por su parte, vació un vagabundo que trataba de violar a una pobre niña de la calle, lo desmembró y le dio los pedazos a la pequeña para que tuviera  con qué alimentarse. Sacó  sus grandes alas de murciélago y muy decidida buscó al enamorado de su hermana. Él era parte importante del plan. Y de la vida de su hermana. Sabía que no lo rechazaría, porque cuando uno de ellos se enamora, lo hace por siempre. 

Llegó al espeso bosque que rodeaba la propiedad. Su olfato no tan desarrollado le permitió encontrar al  hombre.

—Así que  de ti provenía ese olor tan...particular...

—Me sorprende que hayas tardado tanto  en darte cuenta... eres uno de los mejores cazadores —contestó ella levantando una ceja irónica.

—El dulce aroma de mi  amada opaca cualquier otro. Es verdad, estoy condenado a pasar la eternidad sin ella, más allá de nuestros encuentros fugitivos. ¡Oh mi Agnese, si tan solo fueras uno de los nuestros!

—Es precisamente por ella que estoy aquí. Sé que muchos odian a los híbridos y desean matarlos. Pero ella es mi hermana, y si debo morir  por protegerla, lo haré sin dudarlo. Menos mal que eres amigo de Oysten. En fin, hay algo de lo que debemos hablar: rescatar a Agnese. 

—Presencié todo desde mi forma de murciélago. Él la forzó y la lastimó anoche. Esta mañana pude oler su sangre y quería matar a ese tipo, pero no haré nada hasta que mi Lady sepa y tal vez quiera... ya sabes... convertirse... 

♥♥♥

Con su secuestrador abrazando a Morfeo, Agnese al fin pudo darse un baño de rosas y arreglarse. Jolánka le dejó una nota, avisándole que se reunirían ambas con Vladisvlaus. Estaba ansiosa de ver otra vez a su hombre, tanto como la primera vez que lo vio después de su fiesta de diecisiete años. Él significaba todo para ella, y estaba dispuesta a morir por él.   De la misma forma, él mataría por ella.  Su amado salvó su vida una vez, y por primera vez en la historia de su pueblo, una mujer soltera tenía patrimonio. Sin embargo, Lady Agnese no se sentía libre. Lo único que quería era ser la esposa de Dracullia. Soñaba con despertar a su lado, tener una gran familia y vivir siempre a su lado. 

Salió de su bañera y en su  habitación la esperaba su hermana con un maniquí usando un vestido negro y rojo. Le sonrió seguido de la frase: 

—Es un regalo de Vlad, él mismo lo mandó a hacer antes de volver. 

—¿Crees que me ama realmente? —preguntó Agnese luego de mirar el anillo dorado en su dedo anular. 

—Lo conozco, Vladisvlaus está dispuesto a todo por ti, créeme —contestó Jola mientras la ayudaba a cambiarse.

El pueblo estaba tranquilo a esas horas. Ya nadie estaba fuera de casa y el frío se hacía notar. Las dos chicas iban al encuentro del Conde. Lady F sentía que su corazón latía a mil.  Sentía miedo de que su captor despertara, pero al mismo tiempo, deseos de volver a sentir los besos de su amado. Recordó cada segundo de aquella mañana en que al fin pudo besarlo y rozar sus pieles. Desde que lo vio por primera vez, su nombre se grabó en su corazón. Algo en su interior le decía  que él era el único que podría cambiarlo todo. 

Cuando llegaron a la propiedad de Dracullia, este las ayudó a bajar, y saludó con un largo y pasional beso a su rosa negra. Acto seguido, la cargó en brazos hasta el sillón más cómodo de su mansión e invitó a pasar a su acompañante. 

Descorchó una botella del mejor vino y sacó tres copas. En lugar de servirlas, Vladisvlaus comenzó a hablar. 

—No tengo ninguna duda del  amor que siento por ti. Por eso le pedí a... Jolánka que te traiga y nos acompañe. Quiero saber si sientes amor sincero por mí.

—Mi Conde, no hay nadie más con quien quiera estar —contestó F, mirándolo profundamente a los ojos. 

—El amor se trata de aceptar al otro como es, siempre y cuándo éste no tenga intenciones de dañarte. Yo puedo liberarte del calvario que sufres con ese tipo pero debes aceptarme como soy. Dime...—la transformación en su forma vampírica interrumpió la frase—¿Me acepatrías cómo soy? 

Aquella joven vio cómo su amado Conde pasaba de ser un humano normal a tener grandes colmillos. Su rostro misterioso y angelical ahora era como el de un murciélago. Su contextura delgada y esbelta ahora eran músculos, y de su espalda emergieron dos grandes alas. Agnese corrió... hacia él. Abrazó a aquella criatura, aquel vampiro inmortal, a su amor. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 17, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La condesa (Reescribiendo)Where stories live. Discover now