CAPÍTULO 4

16.9K 859 165
                                    


Luego de eso, permanecí de pie contemplando por unos minutos la carretera por la cual se había marchado. Me sorprendió mucho que supiera mi nombre, ya que a pesar de que sé que al igual que yo a él, me ha estado observando, nadie además de Alan lo sabe, y por lo poco que platique con él esta mañana deduzco que no ha de hablar con Aidan o al menos no parecía que le cayera bien y mucho menos que fueran amigos. Me encontraba ensimismada en mis pensamientos cuando la voz Hanna se hace presente capturando mi atención al mismo tiempo que me regresa a la realidad.

— ¡Madison por Dios! Me tenías preocupada. Te he estado llamando y no me contestabas, realmente pensé que te había pasado algo. —Chilla al momento de llegar hasta mí y rodearme con sus brazos. —Estuve a dos minutos de llamar a la policía. —Finaliza al separarse.

—Estoy bien, sin embargo, si te preocupaste tanto como dices, ¿por qué no fuiste a buscarme? —La cuestiono. Conozco bien a Hanna el hecho de que esté esperándome aquí es por algo más. No ha pasado tanto tiempo desde que le dije que estaría llegando, por lo que su preocupación no tendría que estar tan activa.

—Me dijiste que ya venias. —Contesta sin más, entrecierro los ojos al escucharla. —Van a ser las tres de la mañana Madison, es lógico que me preocupe, como haría cualquier persona. —Establece.

—Quizá..., pero te conozco y sé que no estarías esperándome aquí por eso, además, si me llamaste apostaría mi pie derecho a que no fue por mi tardanza sino por otra cosa, así que dime. ¿Qué pasa? —Indago acomodándome mi cartera.

—Vaya, si alguien te oyera ¿qué pensaría de mí? —Resopla haciéndose la ofendida, arqueo mis cejas a lo que esta suspira como muestra de rendición, sabe que tengo razón, la conozco demasiado. —Bueno, la verdad es que se metió una cucaracha a mi habitación y necesito que la mates. —Revela cabizbaja jugando con sus dedos. Al escucharla no puedo evitar soltar una carcajada.

— ¿En serio? —Me burlo. Hanna le tiene una fobia a esos insectos inigualable, en varias ocasiones ha llegado a ser hospitalizada a causa de estos, ya sea por un ataque de pánico, una subida o bajada de presión o hasta por desmayarse del susto.

—No te rías. —Gruñe, pero no puedo parar. —Sí es cierto que me asuste y te llame por eso, no obstante sí me preocupe cuando no contestaste. En serio iba a llamar a la policía. —Confiesa seria entrelazando sus brazos a la altura de su pecho.

—Te creo. Esa respuesta es más creíble. —Musito aun riendo. —Subamos, es tarde, y ya hace frío. —Digo, luego de unos minutos.

—Oye, por cierto, ¿Quién era ese chico? —Indaga en el momento que entramos al edificio.

— ¿De qué hablas? —Pregunto haciéndome desentendida.

—No te hagas, te vi llegar en una moto con un hombre, y a pesar de que no lo llegue a ver bien estoy segura de que no era ninguno de tus compañeros. —Me acusa. — ¿Quién era? —Vuelve a inquirir.

—Un buen hombre que me ayudo y salvo de ser violada por unos lunáticos que me topete en la calle, por tener que caminar de noche a esta hora sin necesidad. —Manifiesto mirándola esta solo rueda los ojos.

—Sí claro. —Recela haciendo una mueca.

—Es en serio, no vuelvo a prestarte Arturo, así que mira a ver como resuelves lo de tu auto. —Aviso en el momento que entramos al ascensor. —Si no hubiera sido por él, quizás estaría muerta y abusada en un callejón. —Comento, al mismo tiempo que recuerdo lo sucedido.

—No digas eso. —Dicta al momento de abrazarme. — ¿Sabes su nombre al menos? —Curiosea luego de unos segundos solo asiento a la vez que presiono el botón del piso seis.

ALÉJATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora