"Nadie elige de quien enamorarse."
Una historia que nace de aquellos sentimientos que generamos en la adolescencia por personas que no debemos, y por más que intentamos, no podemos evadirlos.
-¡He, Alex! - gritan y nos soltamos. Es Simón, el chico de los retenedores que conocí en casa de los mellizos - te necesitan para que reclames tu premio. Felicitaciones.
-Gracias, amigo - le contesta - voy un momento y regreso - me dice y asiento con la cabeza.
Lo veo alejarse junto a Simón y Peter que se le junta más atrás. Cuando están un poco lejos Alex se voltea un momento y me guiña el ojo, sonrió ante ese gesto.
Esta experiencia es increíble. Jamás había estado en un lugar así, jamás había visto tantas motos juntas en un solo sitio que no fuera en la TV.
Sonrió y meto mis manos en los bolsillos la chaqueta que llevo puesta. Observo el panorama a mí alrededor y, la sonrisa se desvanece del rostro cuando Eric aparece en él.
Oh, joder. La última persona que creí encontrar en este lugar.
-Mahia - me dice cuando llega a mí.
-¿Qué haces aquí? - le preguntó un tanto asustada.
Desde aquella noche que decidí irme con Alex en vez de seguirlo a él, me ha evitado, por mucho de que intente acercarme a él. Al día siguiente de lo sucedido me levante a darle los buenos días y me di cuenta que la puerta tenía seguro. Además, sale desde temprano y regresa tarde. Cuando llego de estar con Alex, él todavía no se encuentra en su habitación, así que en resumen, desde ese día no hemos hablado.
-Tenemos que irnos ya para la casa.
-¿Disculpa? - le pregunto ofendida.
-Mahia, las autoridades vienen para acá.
-¿Qué? ¿Cómo sabes eso?
-Edmund me ha llamado para avisarme.
-¿Por qué sabe él de esto? - le pregunto.
-Porque su hermano también participa aquí.
-¿Y qué tienes que ver tu ahí? ¿Por qué te avisa?
-Vamos y hablamos en el auto - me dice, miro hacia donde se fue Alex.
-Tengo que esperar a Alex - le recuerdo.
-Lo llamas y le avisas - me dice.
-He dejado mi celular - confieso.
-Te comunicas cuando estés en casa. Sana y salva - me dice - vayámonos, Mahia.
Me niego y retrocedo, escucho el sonido de unas sirenas y eso en definitiva me alarma.
-¡Mahia! - me grita Eric. Camina hacia mí, agarra mi mano y entrelaza nuestros dedos – ¡vayámonos! – se queja jalando de mi cuerpo.
Volteo para ver si veo a Alex por algún lado, pero noto como la gente comienza a correr como loco, complicándome el encontrar a Alex.
Eric aumenta el paso y estoy forzada a trotar para llevar su ritmo, cuando llegamos a su auto, este le quita el seguro y me abre la puerta de copiloto, entro y cierra, se da la vuelta y entra de piloto. Sin más prende el auto y arranca.
Cuando vamos de ida, el auto de las autoridades viene de venida, mi corazón se acelera. Necesito comunicarme con Alex.
-Necesito llamar a Alex - le recuerdo a Eric, este tiene un semblante tranquilo.
-Calma, Mahia - me pide - ahora debe estar alejándose de la zona como los demás, la gente se puso alerta antes de que ellos llegaran.
Suspiro y me lleno de positivismo.
-Espero que sea así - rezo y lo miro. Eric quita su mano del volante y la estira hacia mí, acaricia mi mejilla.
-Alex estará bien, piensa positivo.
Asiento con la cabeza, agarró la mano que tiene en mi mejilla y entrelazo nuestros dedos.
-Gracias por ir a buscarme.
-Estoy para cuidarte y protegerte, pequeña.
-No sé qué habría hecho si no hubieras ido por mí – admito. Estoy asustada, espero enserio que Alex se encuentre bien.
-Esto puede suceder infinitas veces y en todas apareceré para protegerte - dice y aprieta nuestro agarre.
Suspiro - no creo ir más a ese lugar - confieso.
Aquel lugar es agradable, admito que me divierto viendo las carreras y todo, pero ese sitio es para Alex, no para mí. Sé que él entenderá si decido salir a otra clase de lugares con él.
-Es la mejor decisión - me contesta Eric. Veo sus labios curvarse formando una pequeña sonrisa durante pocos segundo que dudo si se trata de mi imaginación o no.
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