-Hola. ¿De dónde vienes? -Miré una carpeta que tenía en la mano, y ella negó.

-Buscar trabajo. ¿Y tú? -Agaché la cabeza negando, porque era muy irónico y paradójico que le dijese que iba a sacar dinero.

-Pasear a Dash. -Lo señalé, que buscaba a Maia para olisquearla, y ella lo abrazaba con fuerza. -Pero ya me iba, tranquila. Y no deberías buscar trabajo ahora.

-¿Por qué no? -Ella se cruzó de brazos, y sí, otra vez estaba a la defensiva con aquella postura.

-Porque tu mano aún se resiente de la operación y no puedes forzarla, o no habrá valido para nada. -Camila agachó la cabeza y yo tiré de Dash, que ni siquiera se movía al tirar de la correa.

-¿Quieres venir a tomar un café? -Me lo pensé incluso, pero no, no podía hacerlo.

-No, no puedo tomar café. -Perfecta excusa, Jauregui. Perfecta.

-Puedes tomar otra cosa, no sólo tomar café. -Maia estaba a punto de subirse encima de Dash, abrazándolo con fuerza. Creo que el amor que tenía Dash por Maia no lo tenía ni conmigo, desgraciado. -Lauren... Necesito hablar contigo de lo que ha pasado. Necesito aclarar todo esto, te echo de menos. -Se acercó a mí, hablándome en susurros para que Maia no escuchase. Cerré los ojos al escuchar las palabras de Camila, negando y eso casi me dolió más a mí que a ella.

-No. -Respondí, alejándome un poco, apretando la correa de Dash en la mano. -Si quieres os acompaño a casa, pero no, no puedo. -Retiré la mirada de los ojos de Camila, y el silencio parecía haber invadido la calle entera.

-Está bien. -Accedió.

Íbamos por la acera sin decir nada, y Maia andaba al lado de Dash dando saltitos, pero yo no podía ni siquiera levantar la cabeza del suelo. Al llegar a la puerta de su casa, Maia soltó al perro y se abrazó a mis piernas.

-Mami, ¿puede quedarse a dormir Lauren esta noche? -Le preguntó la pequeña a Camila, y yo negué sin que ella contestase.

-No puedo. -La peor parte de todo esto, era que me daba pena tocar a Maia por aquellas palabras que me dedicó Camila. Nunca sabría lo que es eso.

-Está bien... Cariño, ve a tu habitación. -Señaló las escaleras Camila y Maia salió corriendo para desaparecer por el pasillo. -Gracias por acompañarme.

-De nada. -Dije con la mirada fija en el suelo, sin querer siquiera mirarla a los ojos, porque no podía hacerlo. Camila dio unos pasos hacia mí, plantándose justo frente a mí, y una de sus manos cogió mis dedos. Ni siquiera reaccioné.

-Lauren.. -Susurró acercando su cara a la mía, pero yo no respondí. Sentí su aliento chocar contra mis labios, y me besó de forma tímida, tierna, que en cualquier otra situación hubiese respondido, pero al ver que yo no me movía, paró.

-No puedo. -Respondí apartándome un poco, cogiendo la correa de Dash. -No puedo estar contigo. No así. -Negué dándome la vuelta, saliendo del pequeño jardín.

-¿Me vas a culpar siempre por una frase por la que ya te pedí perdón, porque no llevaba razón? -Alzó la voz y me paré en seco, dándome la vuelta.

-No te culpo por la frase. Necesito alejarme de ti, para que Maia no se confunda, para que tú no vuelvas a enfadarte porque quiero cuidarla, para que todo vuelva a la normalidad. Soy nada para ella, y para ti también.

* * *

Camila's POV

Sí, había hecho el idiota de una forma tan profunda que aquella frase había destruido todas las esperanzas que tenía de estar con ella, porque de verdad la necesitaba. Empecé a sentir cosas que ni yo misma sabía, y la echaba de menos. Que se apartase de mí de aquella forma cuando quise besarla, terminó de destrozarme.

a coat in the winter; camrenWhere stories live. Discover now