¿Sólo un mal día?

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Intenté liberarme con todas mis fuerzas pero era en vano, me tenía totalmente atrapada. Mis lágrimas comenzaron a brotar del pánico, nunca me imaginé a Eiden de esta forma tan asquerosa. Intenté incluso gritar, pero con su mano me tapó la boca, ahogando así mis gritos.

-Shhh.-susurró el chico a centímetros escasos de mis labios.

Giré la cabeza mirando para otro lado, dejando así, mi boca liberada.

-Esto esta mal Eiden, tú estas borracho, nada de esto es verdad.-dije temblando mientras mis lágrimas seguían cayendo, ni siquiera le miré.

-Además Eiden, tienes novia.-Ahogué un grito estúpido por haber dicho eso. No se porqué solté eso en un momento así.

-¿Yo? ¿novia?.-volvió a sonreír arrogantemente- ¿Y qué? Ella no está aquí, qué más da.

Comencé a mirarlo con asco. Su mano empezó a bajar por mi cuello, mis clavículas, parando en mis pechos. Comencé a moverme más, a llorar más y a intentar darle con la rodilla en su zona baja, pero seguía siendo inútil, él ni se inmutaba. Tenía una fuerza inhumana.

-Quedate quieta, nena.-dijo con dificultad.

Su mano se posó en uno de mis pechos, agarrándolo así con fuerza. Un gemido de miedo y a la vez de electricidad, brotó de mi boca, provocando una sonrisa en los labios de Eiden.

Al fin, sin saber cómo, logré darle en sus partes bajas. El chico se apartó mientras se agarraba su zona masculina, a su vez, su rostro dejaba a la vista inconfundibles muecas de dolor. Bajé de la cama y corrí hacia la habitación de Eizan. «A la mierda lo de ser silenciosa» empecé a aporrear la puerta hasta que Eizan, somnoliento abrió la puerta. Menos mal que nadie más salió en busca del sonido. Mi rostro de pánico le quitó el sueño inmediatamente, sin decirle nada le cogí la mano y le llevé corriendo a mi cuarto. Al ver la situación que se había montado en mi cuarto, se paró en seco. Eiden se giró mirando a Eizan con una mueca de asco increíble, pero, hizo algo que no me esperaba, sonreír de medio lado.

-¿Que te crees que haces, gilipollas?.-ladró Eizan en dirección a Eiden.

-Chst, nos has arruinado la fiesta.-dijo incorporándose con dificultad por el alcohol.

Entonces en un abrir y cerrar de ojos Eiden ya había marcado su puño en el rostro de mi mejor amigo. Un grito de horror salió de mi boca ahogándolo con mis manos, se estaban dando golpes sin parar.

Intenté ponerme en medio, pero era algo imposible. Al estar cerca pude verles las caras, me quedé de piedra. Sus ojos, se habían vuelto color sangre, o peor que eso, los ojos de los chicos se volvieron de un rojo muy intenso. Retrocedí sin pestañear hasta toparme con la pared detrás de mí y entonces con un puñetazo, Eizan dejó inconsciente a Eiden, cosa que ayudó el alcohol. El chico me miró y con una expresión seria y un pequeño movimiento alzó a Eiden a su espalda. La atmósfera cambió totalmente, y algo en ellos surgió. Fenómeno que me sorprendió muchísimo, ya no sabía que esperarme.

Los dos salieron por la puerta y yo me quedé ahí, plantada cual árbol en un parque. ¿Todo esto iba en serio? O...¿todo había sido una pesadilla? Me pellizqué pero no, quedó marca y el dolor me hizo cambiar de expresión. Todo era real. Eizan volvió a mi habitación con la espalda de su camiseta con la sangre de la nariz de Eiden. Ladeó la cabeza con preocupación y se acercó a mí.

-Siento todo esto Alice. Ese gilipollas...¿te ha hecho algo?.-su voz era tranquila y eso me calmó un poco.

Asentí y frunció el ceño.

-Me intentó besar en la cama, él estaba encima de mí y...-sin quererlo mis ojos se cristalizaron- me tocó un pecho y yo no quería pero...-entonces sin dejarme terminar me abrazó, un abrazo cálido y acogedor.

-No pasa nada Alice, ya todo esta bien, ¿vale?. No es la primera vez que ese personaje viene borracho, le pasa mucho. Siempre que le pasa algo malo, recurre al alcohol. Ese maldito cobarde...

No quise hacer preguntas, mis lágrimas no me dejaban articular palabra, entonces él, siguió hablando.

-Deja esta noche como un mal día, por favor. No estés asustada.

Eso me provocó una sensación tan extraña que me separé de él de un empujón y logré soltar lo que tenía dentro desde hace mucho.

-¿MAL DÍA? LLEVO MUCHOS MALOS DÍAS. NADA AQUÍ ES NORMAL, NO, PERO EN CAMBIO NADIE ME DA EXPLICACIONES. ¿QUE HAGO YO AQUÍ? O MEJOR DICHO...-me sequé las lágrimas- ¿QUIÉNES SOIS? ¿POR QUÉ OIGO VOCES ESTANDO AQUÍ? TENGO MIEDO. ¿ESTOY LOCA? Y...-Me apoyé contra la pared y me dejé caer quedando así con la espalda contra ésta, sentada en el suelo. Esta situación me hacía lucir como una loca, pero mi cabeza iba a explotar.

Eizan no parpadeó, se quedó ahí mirándome fijamente. Intentó decir algo pero no lo dijo. Yo me abracé las rodillas juntándolas a mi pecho.

El chico apartó la mirada. Y se sentó en la cama mirando al suelo.

-Verás Alice...-sus ojos se clavaron en los míos- no estás loca.

Young BloodWhere stories live. Discover now