¿Nuevo grupo?

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Las clases en el internado eran bastante productivas, demasiado diría yo. Siendo el primer día ya nos habían puesto una montaña de deberes que podría ser el nuevo Monte Fuji. No presté mucha atención a las clases, simplemente me dediqué a mirar al rededor. Estaba atrás de la clase, podía mirar a los demás sin ser vista.

Recorrí cada alumno del aula, pero me paré en uno unos instantes. En aquél chico que paró mi trayectoria al irme a sentar. Ese chico...¿cómo le habían llamado? ¿Eiden? Creo que sí. Eiden no encajaba mucho con los aires de los demás. Su cabello, los pendientes, incluso los tatuajes de las manos dejaban muy claro que era un chico ¿rebelde? O tal vez me equivoco.

Me quedé mirando los tatuajes de su mano derecha, el que le cubría los nudillos. Había un nombre escrito con unas letras en cursiva bordadas en negro. Eiden se dio cuenta de mi interés y se giró hacia mí.

-¿Dejas de acosarme con la mirada? Gracias.

Se volvió a girar. Noté como sonreía con malicia. Puse los ojos en blanco. <<¿Es que aquí son todos unos bordes de mierda?>>  bufé por mis adentros.

Las clases terminaron y sin mirar atrás salí del aula con expresión de alivio. 

Una mano me sujetó el brazo antes de llegar a bajar los escalones para llegar al patio. Una chica con ojos tremendamente oscuros tiró de mí. Tenía el cabello largo, muy largo, cogido en dos coletas a ambos lados de la cabeza, era rubia. Su expresión me hizo pensar lo peor.

-¿Alice, verdad?.

-Sí, ¿tú eres?-Dije soltando su mano de mi brazo.

-Soy Scarlett, un placer.

Oh, espera, alguien que me habla simpáticamente aún mirándome con cara de asco. Me conformo.

-¿Quieres que te ayude con algo? Soy la presidenta estudiantil de este año.

-No, gracias Scarlett, estoy bien.

-Mmmm, pareces un poco anti-social.-Agarró mi brazo y lo entrelazó con el suyo- Seamos amigas, ¿te parece?.

-¿Perdona? ¿Anti-social has dicho?.-Mi expresión cambió por completo. Una ''desconocida'' me acababa de llamar anti-social. ¿Ha visto lo anti-sociales que son los demás?. Sacudí la cabeza y lo ignoré.-Bueno, seamos amigas si te hace ilusión.-sonreí.

-¡Bien!.-Dio un salto.

Salimos por fin  y fuimos al patio. Por el camino paré en seco mirando la puerta que había visto el día anterior, la cual el director no me quiso explicar nada acerca de ella. Sí, la de metal protegida por el maxi-candado.

-¿A dónde lleva? ¿Guardan algo allí?.

Scarlett se giró para mirarla. Agachó la cabeza.  Sus ojos cambiaron de color. Un escalofrío recorrió mi ser. Cambiaron de negros a rojos. Pero un rojo sangre. Al darse cuenta de que me había dado cuenta se dio la vuelta.

-Perdón, tengo alergia y por eso se me ponen rojos. La puerta no sé a dónde lleva. Nunca la han abierto, y eso que llevo en este internado casi 12 años.

Se volvió a girar. Sus ojos volvían a ser negros como el carbón. Algo en mi cabeza me dijo que algo no iba bien aquí. Que esta chica realmente sabía qué había al otro lado de la puerta, porque ella, seguro, había estado al otro lado de ella. Pero por una razón u otra, nadie quería hablarme sobre ella.

-No pasa nada, tranquila. Yo también tengo alergia por estas fechas. Te comprendo.-Intenté disimular todo lo posible.

En el patio se formaron pequeños corros de alumnos. Scarlett me llevó a uno que se encontraba a el lado izquierdo de la parcela, donde había un gran banco de piedra.-¡Hola chicooos!.-Gritó la chica. Como yo no conocía a nadie de ese grupito, me paré a unos cuantos metros de ellos. Pero Scarlett agarrando mi mano me llevó a ellos.

-Esta es Alice, es la chica nueva que llegó ayer. La veía muy sola así que seguro que con nosotros está genial.

Todo el grupo me miró, no una mirada sencilla sino, de pies a cabeza. Como si me escaneasen hasta las entrañas. Luego, me saludaron uno por uno. 

Habían dos chicas y tres chicos.

La primera chica que se me acercó a saludar fue Bianca, tenía una tez extremadamente blanca con unos ojos azules con cierta pizca de marrón y un cabello corto, media melena. Morena muy morena, se notaba que su cabello era suave, pero obviamente no iba a decirle ''Oh, pareces tener un cabello suave, ¿puedo tocar?''.

La segunda, Maria, sin acento (me lo aclaró dos veces) era físicamente la más normal, la que más se parecía a mí. Castaña clara, de mediana estatura, grandes ojos y amplia sonrisa. 

Los chicos Dago, Eizan y Unai simplemente me saludaron dándome la mano, excepto Eizan que me dio dos besos. 

Me acabé llevando extrañamente bien con todos. Mejor para mí. Al menos ya no me tocaba ir sola por el internado, aunque...no sé que era mejor para mí, si ir sola o...¿ir con ellos?.

Al sonar el timbre de entrada otra vez a las clases, nos fuimos todos. Menos unos. Mientras andaba giré la cabeza para ver si era alguno de mi clase. Efectivamente. Eiden y Jade estaban en ese corro. Pero lo curiosos es que, ellos me estaban mirando a mí mientras cuchicheaban.

Casualidad o no, me giré. Cuando volví a mirar, ellos ya no estaban ahí.



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