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-Revisad bien los exámenes -decía el profe de Mates-Y si tenéis alguna duda me lo preguntáis, aunque eso no debería pasar ya que todo lo que dimos este semestre es el repaso del año anterior-depositó mi examen en la mesa-Excelente trabajo Aomine.

Se me cruzaron los dedos al oír el apellido. No estaba acostumbrada a que aquí llamasen a todos por el apellido. Tanto tiempo fuera hace su efecto supongo.

El internado en Inglaterra era muy formal ¿pero llamar a los alumnos por su apellido entre ellos? Nunca, y todos esos sufijos me volvían loca.

Suspiré y miré el examen.

98/100.

¿¡Que!? ¿Dónde estaba mi perfecto 100?

Como loca empecé a buscar errores. Mates era una de mis preferidas asignaturas porque me daba muy fácil en esa. Los números es lo mio.

Y cuando estudie tanto para tener un 100 y saco dos menos.

No no, con eso no estaba de acuerdo.

Me acerqué a su escritorio delante de la pizarra donde estaba sentado el profe.

Puse mi examen con el ejercicio que supuestamente tenía mal y lo señalé- ¿Por qué esta mal?

-No indicaste la fórmula que usaste -señaló el procedimiento hasta el resultado-Y por lo que veo de todos modos no usaste la fórmula adecuada.
Abro mis ojos con sorpresa y furia-Pero si cuando lo estaba haciendo empezó a recoger los exámenes! Además-cogí la tiza y apunté las dos fórmulas, señalé la que usé-Esta es más fácil que la que usted dice.

El frunce el ceño viendo la fórmula -Nosotros todavía no la dimos.

-¡Pero el ejercicio está bien! Usted mismo dijo que los más importante es el resultado. -repliqué.

El suspiró-Si vuelves a hacer el ejercicio en la pizarra voy a reconsiderar tu nota pero si estará mal tu nota bajará la mitad.

Sobre contenta conmigo misma. Siempre lo conseguía.

Volví a hacer el ejercicio escribiendo rápido y segura.

Volví a usar mi fórmula rodeándola en un círculo y el resultado en un cuadrado, mientras tanto los alumnos veían como lo hacía callados, claro, no se esperaban una empollona inglesa porque se supone que los japoneses y chinos son los más Nerd y empollones.

Claro, se supone.

El profe miró la pizarra con el ceño fruncido antes de cambiar mi nota por un 100.

Sonreí con autosuficiencia y volví a mi sitio esperando el recreo.

Algunos me hicieron darles los cinco chocando sus palmas, otros simplemente me fulminaban con la mirada, pero no me importaba, estaba feliz conmigo misma.

Mi mejor amiga esta aquí, en el recreo volveré a ver a Teppei, y... ¡Saqué un 100 en el examen de mates!

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Cuando di un paso en la azotea todos empezaron a aplaudir y silbar.

Me quedé con la cara de WTF mirándolos sin entender. ¿Acaso hice algo heróico y no me di cuenta?

Repasé la mañana pero todo fue muy tranquilo.

-¡Ahí va el cerebro que puso en su sitio al Terminator!-grita Hyugo.

Ahora entendiendo, supongo que la voz corre rápidamente por aquí.

Me senté cono siempre entre Riko y Teppei (si, demasiado obvio pero nadie se daba cuenta).

-Es que me quizo quitar dos puntos por bobadas-dije con un puchero.

-Choca esas-Riko levantó su mano-A mi me cae fatal ese profe.-dijo mientras Teppei me despeino el pelo.

Oh por dios, no volvería a peinarme en toda la semana.

-Oye!-proteste, todavía tenía que mantener las apariencias-No toques mi pelo, es sagrado-lo amenacé.

Pero el tipo volvió a despeinarme riendo.

Con un suspiro también reí con todos siguiéndome.

SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora