17. Sal de tu caparazón, pequeña tortuga.

Comenzar desde el principio
                                    

— Créem-me, yo n-no planeé esto —tartamudeó, sus labios temblaban.

—Iré a prepararte café caliente. Puedes pescar un resfriado —me dirigí fuera de la habitación.

Cuando volví, con dos tazas en mano, Jason estaba enterrado entre las cubiertas de mi cama. Sólo podía ver su cabeza.

—Voy a morir —dijo dramáticamente.

Giré mis ojos, sentándome a su lado —No, no morirás. Vamos, bebe esto.

—No puedo moverme.

—Sí, tú puedes. Sal de tu caparazón, pequeña tortuga —bromeé. Jason me fulminó con la mirada, pero se sentó, colocando las frazadas bajo su pecho. Agarró la taza, sorbiendo de ésta.

—Entonces... ¿vas a contarme qué sucedió o seguiremos pretendiendo que esto es normal? —pregunté, observándolo.

Suspiró —Helen me echó de su casa.

— ¿A las seis de la mañana?

—Sip.

— ¿Por qué estabas ahí? —tomé un trago de mi café.

—Pasé la noche allí.

Fruncí el ceño — ¿Evan sabía eso?

—No.

— ¿Su tía? —negó con la cabeza —. Bueno, ¿dónde está tu ropa?

—Ella no me dio la oportunidad de recoger mi ropa o mi celular —colocó la taza en la mesa de noche. Entorné los ojos a él.

— ¿Qué hiciste? Ella debió estar muy molesta para echarte de esta manera —Jason abrió su boca, luego la cerró. Levanté una ceja, esperando que hablara. Frotó su rostro, desviando la mirada — ¿Jason?

—Yo... No lo hice a propósito, lo juro —elevó sus manos a modo de defensa —. No sé en qué estaba pensando.

Lo agarré por sus hombros — ¿Qué hiciste, Jason?

—Es un poco embarazoso.

—Okay, estas oficialmente asustándome —le dije honestamente. Dejó salir una larga respiración.

—Me desperté un poquito excitado y bueno, comenzamos a besarnos y tocarnos. Una cosa llevó a la otra y en fin, terminamos teniendo un increíble sexo matutino.

— ¿Y? —presioné, bebiendo un poco más de mi café.

Bajó su cabeza —La llamé Laura.

Escupí café en su cara — ¿¡Qué!?

— ¡Ew! Jules, qué asco —hizo una mueca, limpiando su cara.

— ¿¡Tú qué!? —repetí otra vez en shock —. ¿Es en serio?

Mantuvo su cabeza baja —De verdad no sé qué pasó.

—Yo sí —repliqué —. Ese es un gran subconsciente traicionero.

Jason miró arriba, a mí —No estaba pensando en ella.

—Tu subconsciente sí, aparentemente —hablé con preocupación —. ¡Pobre Helen!

—Ella no puede enojarse conmigo cuando mi cerebro no funcionaba correctamente.

Fruncí el entrecejo — ¿Qué quieres decir?

—Estábamos teniendo sexo. Toda mi sangre estaba en el sur, si sabes lo que significa.

—Sí, desafortunadamente —hice una cara.

Mi amor de Wattpad (Libro I & II) [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora