XXIV★Mansión Tsukinami

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Comencé a abrir mis ojos, me dolía la cabeza, estaba mareada, además de las grandes ganas de vomitar, trate de reconocer el lugar en el que me encontraba, pero se me dificultaba un poco, no había mucha luz que me ayudara a distinguir bien entre las sombras.

-¿D-Dónde estoy? -susurré para mi misma, fue entonces cuando los recuerdos de lo sucedido vinieron de golpe a mi cabeza, trate de levantarme, pero fue cuando me di cuenta de que tenia mis manos esposadas a la pared-. ¿Q-Qué...?

-Vaya, ¿ya despertarse? -una voz femenina me hizo mirar al frente, estaba en una celda y tres sombras se alzaban frente a mi-. ¿Qué deberíamos de hacer con ella?

-Nosotros no haremos nada, querida prima, el único que hará algo con ella es mi hermano.

-Ya veo, ¿qué se puede hacer? -trataba de distinguirlos, pero la vaga luz no me ayudaba mucho, la persona del medio hizo una seña, lo cual dio a entender a los otros dos de que nos dejaran solos.

-¿Qué quieres de mí? -me atreví a preguntar de manera retante, nunca me gusto mostrarme débil ante los demás, sea quien fuera-. Te he preguntado algo.

-No deberías de comportarte de una manera tan hostil -esa voz la reconocía, pero no podía recordar de donde.

-No tengo tiempo para juegos -dije de amenazante, tenia ganas de matar a la persona que se escondía entre la oscuridad, sentí como halo mi cuello, tenia una cadena que no había notado antes, la persona apareció en mi campo de visión una vez aflojo el agarre de la cadena en mi cuello.

-Es una lástima, yo tenia ganas de jugar contigo -mis ojos se abrieron al ver esa cabellera blanca, estaba sonriendo, podía sentirlo, aunque no pudiera verlo, podía sentir que tenia una sonrisa de suficiencia.

-Carla... -susurré con mucho recelo a la vez que lo miraba retante-. ¿Qué quieres de...? -sentí como halaba nuevamente de la cadena impidiéndome terminar mi pregunta al momento que me comenzaba a faltarme el aire.

-Sabes, no me gusta las chicas irrespetuosas -soltó el agarre, lo que hizo que mis pulmones recibieran el oxígeno de golpe, provocando que comenzará a toser de manera descontrolada-. Mirate, eres un desastre -dijo en el momento que me tomaba del rostro con algo de fuerza-. No puedo creer que la sangre de Eve este en un cuerpo tan inútil -sentí como clavaba sus uñas en una de mis mejillas, provocando que la sangre comenzara a salir de la herida antes hecha-. Pero a pesar de eso, se siente el poder que enmana de esta sangre -fue lo único que dijo para después lamer la sangre.

Sentí como sus labios comenzaban a pasear por mi mejilla hasta comenzar a besar mi cuello, sentí asco, mi mente se llenaba de mil formas en como matarlo por atreverse a tocarme de esta forma, mis pensamientos se vieron interrumpidos al sentir sus colmillos perforar la delicada piel de mi cuello, para después comenzar a absorber mi sangre, la cual lo hacia con algo de brusquedad, la imagen de otro peliblanco vino a mi mente, ¿qié pensaría él sobre esta situación? Pues claramente iría por ahí con subfuerza sobrehumana destrozando todo lo que tiene a su pasó.

-La sangre de Eve... -comenzo a susurrar a mi oído-. No pensé que fuese tan deliciosa -comencé a reír, Carla me miro extrañado-. ¿Qué te sucede?

-L-Lo siento... -dije entre risas-. E-Es que siempre he sido muy sensible de mis orejas -escuche a Carla bufar para después salir del lugar, suspire alviada-. Al menos las cosquillas sirvieron de algo a fin de cuentas -mis sentidos se alertaron al escuchar un rayo a lo lejos, mire por la escasa ventana, había comenzado a llover-. De todos los días tuvo que ser hoy, Ah! -solté un grito al escuchar otro trueno, lo peor de todo es que no puedo cubrir mis oídos-. Por favor, por favor... -comencé a susurrar-. ¡Carla! ¡Carla sacame de aquí! -grite desesperada, las lágrimas comenzaron a salir, sabia que me arrepentirá después, pero ahora esto no ayudaba a mis nervios-. ¡Carla! ¡Hare lo que digas! pero sacame de aqui -susurré esto último, sentí como el agarre de mis manos se disminuyo.

-Una propuesta así no puede ser ignorada -le volví a ver, tenia una sonrisa de suficiencia, otro trueno cayo, por inercia me aferre a Carla-. O-Oye... -sentía miedo, no podía dejar de temblar, nunca me han gustado los truenos, desde pequeña les temo, sentí como Carla me cargo al estilo princesa para después sacarme del lugar, tenia los ojos cerrados y cada vez me aferraba mas a Carla por culpa de los truenos, me llevo a una habitación donde me dejo sobre la cama para después tomar mi barbilla y hacer que lo mirara a los ojos-. Ahora duerme -sus ojos brillaron, podía jurarlo, pero comencé a sentir que todo comenzó a hacerse borroso para después caer en la profunda oscuridad.

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Comencé a abrir los ojos, me encontraba en una habitación que no reconocía, el color negro abundaba, me senté a la orilla de la cama tratando de averiguar de donde estaba, para después acercarme a la ventana, no podía ver mucho, el lugar estaba rodeado por un bosque, completamente diferente a la mansión de los Sakamaki o a la de los Mukami.

-Konoe ¿estas despierta? -escuche una voz femenina que provenía de la puerta, a la cual me acerque y la abrí encontrándome con una chica que conocía muy bien.

-Shientsu...

-Disculpa si te desperté, es solo que te traje un cambio de ropa -dijo al momento que me daba una blusa negra que se ataba detrás del cuello, con una blanca de manga larga y unos shorts negros-. Te esperamos para desayunar -sonrió para después cerrar la puerta, comencé a cambiarme, poniéndome la ropa que Shientsu me trajo para después ponerme las botas negras que andaba antes, salí de la habitación y comencé a caminar por los pasillos hasta encontrar el comedor, extrañamente me podía mover con facilidad en esta mansión, al entrar me encontré con Shin y Shientsu, la cual me hizo una seña de que me sentara a su lado.

-Así que esta es Eve -comenzó a hablar Shin al momento que tome mi lugar-. Es muy simple.

-Pues perdona por ser simple -dije molesta-. A decir verdad yo tampoco quisiera haber sido esa famosa Eve -bufé mientras me cruzaba de brazos, Shin se levantó de su lugar, estaba dispuesto a golpearme pero se detuvo de golpe, sentí una mano sobre mi cabeza para después ver a Carla sentarse a la cabeza de la mesa, para después ver a las sirvientas servir lo que seria el desayuno.

-Konoe, te voy a pedir que no molestes a Shin, él puede no controlar su ira -dijo al momento que me miraba con sus ojos dorados-. En cuanto a ti, Shin, no quiero ver que intentes tocar un solo cabello de Konoe -escuche bufar a Shin para después comenzar a comer la comida.

El desayuno fue silencioso, debía admitir que la comida era mas deliciosa que la de Reiji, pero no tanto como la de Ruki; al terminar Carla me llevo a su despacho, sabia lo que venia, lo dije anoche y no ahí vuelta atrás.

-Tomando en cuenta tu palabra de anoche -se volvió hacia mi, provocando que me tensara-. Solo te voy a pedir dos cosas.

-¿Qué serian? -pregunte algo temerosa.

-Que no escapes de aquí y que no le digas a nadie sobre tu ubicación -dijo de manera seria-. Si no lo haces lo tomare como que faltaste a tu palabra, recuerdo que Tsukuyomi Razel nunca falto a su palabra -me maldije por dentro, tenia razón, eso fue lo primero que me inculco mi padre, cuando das tu palabra no puedes dar marcha atras-. Con esto creo que te dejare, debo ir a la cuidad, Shin ira conmigo, te quedaras con Shientsu, puedes andar por los alrededores y conocer el resto de la mansión.

-¿Así sin más? ¿Sabes que podría escapar?

-Pero no lo harás, estoy seguro de eso -dijo al momento que llevaba una de sus manos a mi mejilla provocando que le volviera a ver-. Te veré en la tarde, Eve -fue lo único que dijo para después besar mi mejilla y salir del despacho.

-Maldición, encontró mi punto débil -me lamente con suma frustración-. Ahora no me dejara en paz con esto.

Dark Fate [Diabolik Lovers]Where stories live. Discover now